Para los amantes del automovilismo: hoy han comenzado las primeras prácticas autodirigidas de Uber, la compañía tecnológica dedicada al transporte. Para los que no estén muy familiarizados con Uber, esta empresa proporciona una aplicación mediante la cual un usuario conecta con un conductor privado, no se trata de un servicio de taxi, para ir al sitio que precise. Uber tiene representación a nivel mundial, aunque, creo recordar que en España, esta compañía fue prohibida, a raíz de la petición de la Asociación Madrileña del Taxi, la cual solicitaba que se considerara a Uber como competencia desleal.
Pittsburgh, una ciudad que conozco bastante bien, ha sido la ciudad elegida. Y no me ha extrañado la elección, pues es una ciudad de difícil navegación. Entre otras cosas, cuenta con elevadas pendientes y un sinfín de puentes, la friolera de 446, teniendo así en su palmarés la distinción de ser la ciudad con más puentes del mundo, además de contar con el habla más denostado de todo Estados Unidos, tema que, quizás, trate en otro momento.
Uber ha invitado a sus clientes pitsburgueses más leales, unos mil, a que se suban gratuitamente a esta experiencia. Eso sí, para curarse en salud y supongo que pisar el freno en caso de que el robot se salga por peteneras, han colocado a dos ingenieros en los asientos delanteros. Uno vigila el volante mientras que el otro se asegura de que el ordenador portátil registra la información con los movimientos del vehículo. Los clientes también compartirán habitáculo con una pantalla táctil que se encargará de reproducir lo que ve el coche. En los ensayos previos por la ciudad, se comprobó, como era de esperar, que el coche automatizado respondía peor en los puentes, obligando varias veces al ingeniero a que se hiciera con el volante.
Para apoyar su campaña, Uber se basa en la alta siniestralidad de las carreteras y en la necesidad de desahogar las vías (los aparcamientos serán uno de los sectores más vulnerables si Uber consigue su objetivo), además del ahorro que supondrá a los bolsillos de los consumidores. Uber, consciente de las voces que ven en esta tecnología una amenaza a su profesión, ha intentado suavizar la noticia, destacando que esta conducción autónoma también abrirá las puertas a otras ocupaciones, especialmente a los mecánicos, los cuales se encargarán del mantenimiento de la flota automatizada que estará en carretera las veinticuatro horas del día.
No cabe duda de que el futuro ya lo tenemos encima. Esperemos que no nos arrolle.
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