¿Quién soy?
Nací en Madrid el año en que por primera vez un actor rechazó el Óscar. Me licencié en la Universidad Complutense de Madrid en la especialidad de Filología Inglesa. Desde los cuatro he estado dándole al ingIés, pero cada día me parece que sé menos.
En 2000, justo antes de las reñidas elecciones presidenciales disputadas entre Bush y Gore, me mudé a Boston y, desde entonces, vivo en Estados Unidos. Después de Boston vinieron otros lugares: Ohio, Pensilvania, New Jersey. Estos diecisiete años, prácticamente los he cubierto enseñando español en colegios y universidades, aunque también he hecho de intérprete para una fábrica de armamento, de correctora de textos para aseguradoras médicas o de traductora para una escritora de libros infantiles de Ghana.
Gracias a un convenio entre la Complutense y la Universidad de Harvard pude completar mi doctorado. Mi tesis exploraba el concepto de la "carretera" en la literatura estadounidense actual. En concreto, me atraía la figura del pasajero y su visión, quizás por afinidad personal.
Mi escritura recibe altas dosis de escritores como Flannery O’Connor, James Tiptree, Jr. o John Cheever, pero también de otros autores de habla no inglesa como Horacio Quiroga, Clarice Lispector o Mario Levrero. Coincido con Borges en que "Algunos escritores están orgullosos de lo que han escrito. Yo lo estoy de lo que he leído".
Pero tampoco debo desdeñar el peso de estos años aquí, macerados en la barrica de la "verdadera América". Mis relatos han intentado capturar ese "sabor", muchas veces agriado por el efecto Hollywood.
Para degustarlo, fui a lugares poco transitados. Descendí cinco pisos bajo tierras de Ohio, fui a la Stonehenge de América, hablé con los amish, asistí a celebraciones tribales o fui a un museo donde las piezas de arte era tan espantosas, que se tornaban valiosas.
El año pasado me convertí en ciudadana americana. Este otoño será la primera vez que vote. Espero que la exploración, geográfica y cultural, continúe.
¿Qué es American X-Ray?
Sucede a menudo que, los descubrimientos, se hacen por casualidad. Eso mismo le sucedió en 1895 a Wilhelm Conrad Röntgen, el descubridor de la radiografía. Como desconocía la naturaleza de esos rayos, los denominó rayos X. Aunque su radiación es invisible al ojo humano, su suero revelador es capaz de atravesar imágenes.
American X-Ray no pretende ser ese “suero revelador”, ni un diagnóstico de la situación americana, sino un albergue para todo lo que tenga que ver con lo americano. Por aquí se dejarán radiografiar personalidades del ahora y del antes, series de televisión, libros, comidas, música, universidades, ciudades… en definitiva, todo lo que tenga que ver con la vida aquí. Un blog creado por una española que se hizo uno de ellos.
A su salud. Que lo disfruten.
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