Parece que las barbas a lo
ZZ Top están pegando fuerte. Sobre todo entre los
millennials y la Generación Z. Barbas espesas y, como mínimo, que cubran la mitad del pecho. La barba, a veces va acompañada de pelo engominado con pequeña onda ajustada milimétricamente en el arranque del cráneo. Este gusto por la barba, que no por la gomina, salió de la Guerra de Secesión, en concreto por la gracia de
Grace Bedell, que en 1860, con once años, decidió meterse a estilista enviando al que todavía no fuera presidente una carta sugiriéndole que se dejara barba. La moda se apagaría con William Howard Taft, aunque hubo dos presidentes de por medio que no tuvieron tiempo a dejársela. Andrew Johnson porque fue
impichado y William McKinley, asesinado. El señor Gillete, el de las maquinillas de afeitar, en 1895 cambia el gusto con otra voltereta, inventando las cuchillas desechables. Y me da que él no se la pasaba mucho por el
filtrum, a juzgar por las fotografías que he visto de su persona.
Además de la mano de Grace, imagino que otros factores intervendrían para convencer al cuerpo militar de su idoneidad. El tiempo para estar rasurándose, supongo que sería uno. Otro importante tal vez fuera el deseo de tapar alguna herida. Fuese lo que fuese, el caso es que pronto ambos bandos creyeron que el pelo en la cara les realzaba el porte, les hacía parecer más poderosos y valientes, y les daba una sombra de seriedad y sobre todo, de dignidad, a la que apenas podían resistirse.
No sé si por fuera nuestros jóvenes buscarán imitar ese aplomo bélico o si pretenden emular la maravillosa creatividad de los tejanos. Por dentro, nuestros jóvenes
millennials y chicos
Z no llevan barba, aunque sí tatuajes, y algunos los ocultan. Están en forma. Los que tienen niño, salen a correr empujando el carrito, mientras que la
compi se lo pasa en yoga. Se gastan un dineral en comer bien, sobre todo si es comida de autor.
Artesano, lo llaman por aquí. Los ritmos de Animal Collective los conmueve. Compran el
New York Times pero pasan de leer las noticias y se buscan la vidilla en Instagram. He aquí unos cuantos rasgos por dentro y por fuera de las barbas de los
millennials y sus sucesores.