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miércoles, 22 de marzo de 2023

¿Seis de Steinbeck o ChatGPT?

Hace ya tiempo que colgué las 8 reglas de oro que Kurt Vonnegut dejara a aquellos, (humanos todos), que buscaran dedicarse a escribir relatos. Los que somos conscientes de lo costoso y doloroso que resulta parir una buena naracción, eternamente agradecidos. En los tiempos del ChatGPT, donde, en cuestión de segundos, nos marcamos un texto impoluto que denigra el esfuerzo del artista que lo creó, invoco a John Steinbeck y sus seis. Aquí planto la reactividad del primero. Insustituible. 

loc.gov


  1. Olvida la idea de que alguna vez vas a terminar. Aparta de tu mente las cuatrocientas páginas y escribe solo una página al día, eso ayuda. Luego, cuando logres terminar, siempre te sorprendes.


lunes, 23 de enero de 2017

Desigualdad no para todos

Hace unos días que estuve viendo el documental Inequality for all (Desigualdad para todos), dirigido por Jacob Kornbluth y protagonizado por Robert Reich, secretario de Trabajo durante la administración Clinton. Aunque es del 2013, los datos han quedado obsoletos y las nuevas imposiciones tecnológicas prácticamente se ignoran.

Lo que desgraciadamente no ha pasado de moda es el argumento de Reich: que la clase media está en peligro de extinción. ¿Es posible salvarla? Según Reich aún estamos a tiempo. Entre otras cosas propone la elevación de los salarios, el mantenimiento de las prestaciones de salud o un reajuste del sistema impositivo.

Hay un momento en el documental en el que Reich se entrevista con unos trabajadores. Uno se queja de que le han recortado las prestaciones, sus hijos no están cubiertos y le han doblado el trabajo sin ningún tipo de compensación económica. Pero vota a los republicanos porque siente que su ética está más cercana a la suya.

El caso que más me impactó fue el de un hombre joven, el cual se calificaba a sí mismo de, digámoslo así, ser lento o poco espabilado. Como al primero también le habían reducido el sueldo, pero le estaba agradecido a la compañía por darle trabajo. No sé si en pago a su magnanimidad, pero el operario reconocía ser votante republicano.

Sin embargo, lo que más tristeza me produjo fue que admitiera que le estaban sangrando y que, además, "si él fuera tan inteligente como ellos, también haría lo mismo". ¿Es posible cambiar esta mentalidad, convencer al trabajador para que deje de sentirse en deuda eterna con la mano que les tira algo de comer? Y, sobre todo, ¿se podrá poner fin a esa inoculación? 

Las palabras de Steinbeck tampoco han dejado de estar de moda.

"El socialismo nunca arraigó en América porque los pobres se ven a sí mismos no como el proletariado explotado, sino como millonarios temporalmente avergonzados".  

Esa es la inoculación a la que me refiero. El desmantelamiento del sueño. Pero a ver quién es el guapo que se lo hace comprender.