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miércoles, 18 de enero de 2017

Un circo se queda y otro se va

Vaya. En unos días veremos la inauguración de una nueva carpa y nos llegan noticias de que otra se va a desmantelar. Se trata del Ringling Bros. y Barnum & Bailey Circus. Después de 146 años el circo ha decido bajar el telón.

Los motivos, según el director general, son de carácter económico. Los elevados costos de mantenimiento y la caída en la venta de billetes.

El desarrollo de la tecnología tampoco es que haya ayudado mucho, dice el director general, pues los niños (y sus papás) prefieren quedarse en casa.

Pero la presión de grupos como PETA, grupo defensor de los derechos de los animales, es la que les ha dado la puntilla. Y es que, esta organización, hacía ya tiempo (36 años), que venía denunciando el maltrato que se les daba a los animales propiedad del circo, sobre todo a los elefantes.

El Ringling no es el único en sucumbir. Hace unas semanas que SeaWorld, el famoso parque acuático para mamíferos en San Diego, anunció que cerraba el espectáculo con orcas. Parece que los animales, al vivir en cautividad, habían desarrollado una neurosis, y que en escena, se los obligaba a realizar movimientos que, en libertad, nunca realizarían. El documental Blackfish les hizo mucho daño. La peligrosidad para los entrenadores también ha sido desencadenante para clausurar el espectáculo.

Afortunadamente para SeaWorld, ha sabido adaptarse a los tiempos modernos, y ya está pensando en crear una experiencia, Orca Encounter, con más sabor educativo que recreativo. Eso sí, las ballenas, están jorobadas. Para ellas no hay indulto, así que les toca seguir dando saltos mortales. 

Pero no perdamos la esperanza porque, al menos, durante cuatro años, ocho si no le sale documental o grupo de presión efectivos, el entretenimiento estará asegurado.    

martes, 30 de agosto de 2016

Pioneer Days

Cuando vivía en Pensilvania todos los veranos acudía a un festival que duraba un par de días y que pretendía celebrar la herencia de los nativos americanos de la zona oeste de dicho estado. En el mismo también se reproducía cómo era la vida en los tiempos de los pioneros. En una explanada del parque de protección estatal, previo pago de un dólar, cantidad simbólica, se podían ver los distintos campamentos a los que se les habían asignado distintas funciones y contenidos.

En el asentamiento indio, por ejemplo, las mujeres preparaban un suculento guiso a base de pavo, arroz, maíz, judías, calabaza y patatas. También se veían tipis o tiendas indias, completamente deshabitadas por el calor sofocante y la agresión de mosquitos. Algunos actores llevaban collares de garras de oso, tenían la cara pintada de negro y vestían taparrabos, en clara alusión a las tradiciones indias, y, por lo que supe después, de raigambre hurona.

En los otros campamentos también se cocían demostraciones con destrezas del ayer: elaboración de mantequilla, confección manual de helados, fabricación de velas, hilado o talla de madera. En la misma pradera había una sección con sillas plegables. Era para acomodar a los asistentes de la subasta a sobre cerrado o lo que aquí llaman subasta silenciosa. En un papel los participantes escriben la cantidad que ofrecen por el objeto subastado, evitando así la lucha con una contraoferta. Normalmente estas subastas son de carácter benéfico. El tradicional concurso de a ver quién se embucha más pasteles, previo pago de una cuota de inscripción, por supuesto, no faltaba. Como tampoco faltaba el campamento de la Guerra de Secesión que aquí se denomina Guerra Civil.

Hombres uniformados de azul limpiando sus armas, haciendo prácticas de tiro o enseñando a los asistentes cómo disparar un rifle. La función de las damas también tenía su espacio en el campamento bien al pie de una cocción o paseándose del brazo de un militar. Pero, lo que más tirón tenía sin duda, eran las recreaciones de tres personajes históricos: Abraham Lincoln, Ben Franklin y Daniel Boone, ¿sería porque estos dos últimos eran oriundos de Pensilvania?

Me he enterado de que, este año, tras veintidós ediciones, el festival se ha cancelado. Supongo que por motivos de índole económica. Una lástima que las oportunidades de ocio y conocimiento, independientemente de los estereotipos, se vayan arrumbando. Así perdemos todos, ¿no les parece?