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miércoles, 31 de marzo de 2021

Día Nacional de Déjalo Todo y Lee gracias a...

Como precisamente se acaba de fallar el premio Pipi Calzaslargas y aún estamos en el Mes de la Mujer, nos despedimos con Beverly Cleary, una de las voces más respetadas de la literatura infantil y juvenil estadounidense que, a los casi 105, nos dejó hace unos días. Esta nativa criada en un valle remoto de Oregón hasta los seis años, casi siempre trabajó de bibliotecaria, con algún escarceo en el mundo editorial. En el estado de Washington conoció al que sería su esposo y de allí se mudaron a California en 1940. 


Los personajes de Cleary captan perfectamente la esencia del niño americano de clase media, labor que no se había alcanzado antes, de ahí su ingente público. Más de noventa y un millones de ejemplares vendidos por todo el mundo desde que saliera en 1950 el primer libro de su serie Henry Huggins. El habla realista de sus personajes sin duda también contribuyó a levantar esa legión de seguidores. Si añadimos una lectura fácil y amena, y su humor, salpicado de toques satíricos, no es extraño que sus personajes hayan hecho las delicias de padres e hijos. A Ramona Quimby, una niña con mucha imaginación a la que es difícil poner freno, se la recuerda con particular afecto. 



Por cierto que, desde que Cleary cumpliera los 90 el 12 de abril, a propuesta de HarperCollins se viene celebrando el National DEAR Day (Día Nacional de Déjalo Todo y Lee) para dar así un empujoncito a la lectura en familia. Aquí, una entrevista con esta brillante renovadora del género infantil y juvenil. 

miércoles, 24 de marzo de 2021

El que tuvo, retuvo. (O no).

Termino la lectura de Having and Being Had, (Tener y haber tenido), de Eula Biss, una fina colección de ensayos intimistas en los que, primordialmente, la autora reflexiona sobre la labor de las artes en el sistema económico en el que estamos inmersos. Biss, que es profesora en la Northwestern University en Chicago y ha recibido multitud de galardones por su obra, nunca deja de recordarnos en su libro que su visión es la de una mujer acomodada, y que, aunque ha conocido los sinsabores de la vida, por lo menos, en el plano económico, ha logrado endeudarse con la deseada hipoteca, afianzada con la seguridad de un trabajo bien remunerado.

Gracias a Biss, he descubierto a Elizabeth Magie, activista feminista, trabajadora, escritora y, especialmente, inventora, a la que, las patentes y el sexismo, practicamente la dejaron sin blanca y sin apenas reconocimiento. Magie, que era hija del abolicionista James Magie, periodista que acompañó a Lincoln en sus debates políticos con Douglas, fue el que la introdujo al movimiento georgista. Henry George, con su obra Progreso y pobreza, de 1879, probablemente fuera uno de los superventas de su época. George era defensor de lo que se conoce por impuesto único, un impuesto sobre el alquiler de la tierra. Hay que dejar claro que George no era socialista. Según él, ni individuo ni corporación debían ser dueños de la tierra. En su lugar, defendía que ese alquiler se devolviera a la sociedad, legítima propietaria, ideas que, por cierto, tuvieron profundo calado en España. 
 
Magie, de profesión tipógrafa, con sus 10 dólares por semana, era plenamente consciente de que vivía con un salario muy ajustado, aunque Magie era una de las pocas solteras de la época que contaba con casa a su nombre. Para llamar la atención de su precariedad laboral y la de otros como ella, Magie tuvo la audacia de colgar un anuncio en un periódico, anunciándose en venta. "Joven esclava americana". El escritor Upton Sinclair, conmovido con su denuncia, le envió dinero. Pero esta respuesta fue la excepción. Su ofrecimiento causó un gran escándalo, más entre los ofendidos burgueses que entre aquellos que habían sido esclavizados. Todo porque esta jovencita se había atrevido a denunciar el carácter económico de esta santa unión. 

Thomas E. Powers. LOC
En enero de 1904, basándose en los principios georgistas, Magie patenta su juego The Landlord's Game, (El juego del rentista), y que no es, ni más ni menos, que el que luego se dará a conocer como Monopoly (Monopolio)Magie patentó, varias veces, su juego, pero eso no evitó que un tal Charles Darrow, auspiciado por los hermanos Parker, se quedara con las royalties de por vida. A Magie los hermanos le sacaron las patentes con 500 dólares. Este no es el único juego que Magie patentara pero, sin duda, es el más conocido. 

Para su creación, Magie se basó en el Zohn Ahl, literalmente Arroyo, madera, el juego del pueblo Kiowa afincado en Oklahoma. De este juego de mesa, Magie sacó numerosas ideas, siendo estas dos las más destacadas. Si un oponente caía junto a la bolita o cuenta del adversario, debía comenzar el juego desde el principio. Y, por supuesto, he aquí la segunda, debía pagar con una de sus cuentecitas. 

El pueblo Kiowa tampoco se llevó el reconocimiento merecido y mucho menos pago alguno. Resulta curioso que, el Monopoly, un juego en el que se trata de dejar al otro sin tierra, parta de una invención de uno de los pueblos nativos.         

domingo, 21 de marzo de 2021

Una hija del samurai.

Aprovechando que es el Mes de la Mujer y que la semana pasada presentábamos una expresión de origen asiático, abrimos la semana con A Daughter of the Samurai (Una hija del samurai) de Etsu Inagaki Sugimoto. Escrita en 1925, obra que, por cierto, acaba de salir al domino público, normalmente se encuadra bajo el epígrafe de obra autobiográfica aunque, como ya sabemos, muchas veces lo autobiográfico se tiñe de ficción.    

La heroína, Etsu-bô, es una joven japonesa criada en Nagaoka. Su padre es un reconocido samurai, que, cuando el hijo lo abandona para huir de un matrimonio de conveniencia, deposita todas las esperanzas en la pequeña, a la que proporcionará una instrucción masculina, pero sin abandonar la tradicional reservada a las mujeres de la Era Meiji. Etsu-bô repasa sus años en Tokyo y su vida de casada, cómo viajó a Cincinnati sola para casarse con un hombre de negocios al que no conocía. Al enviudar, Etsu-bô regresa a Japón con sus dos hijas pequeñas. Sugimoto cerrará el libro con referencias a otros viajes que hizo por América.   

La autora, que escribiría tres novelas más después de esta, Daughter of the Narikin, (Hija del rico advenedizo) de 1932, A Daughter of the Nohfu (Una hija del granjero) de 1937 y Grandmother O Kyo (Abuela O Kyo) de 1940, con ninguna logró la calidad y la expresividad de la primera que, por cierto, escribió a los cincuenta y un años. Una hija del samurai gozó de gran popularidad, especialmente hasta la Segunda Guerra Mundial. De hecho, sabemos que Rabindranath Tagore y Albert Einstein fueron lectores suyos por las cartas, de alabanza, que le escribieron.  

Sugimoto, una mujer con muy buen ojo para los negocios y de gran espíritu conciliador, tuvo la agudeza de publicar su obra al año siguiente de la Inmigration Act, (Ley de inmigración), también llamada The Johnson-Reed Act, por la que se prohibía la entrada a Estados Unidos de inmigrantes asiáticos y se establecían cuotas para otros países. El miedo al famoso "peligro amarillo" respondía a la actuación japonesa en China. No cabe duda de que esta hija del samurai, con su bella prosa, delicada estética y su llamativo folclore, entró con muy buen pie por los ojos americanos, grandes desconocedores del mundo japonés.

Y, aunque la generosa contribución de Sugimoto es innegable, no se debe pasar por alto la relevancia que dos americanas tuvieron en la vida literaria de SugimotoFlorence Wilson (1861-1932) y Florence Wells (1881-1966), sus colaboradoras, y que hoy en día llamaríamos escritores fantasma. Sin ellas, Sugimoto no hubiera podido sacar adelante su deseo de presentar al público occidental la vida del Japón. 

Con Wilson trabajó en la primera obra. Con Wells en las restantes. El nombre de Wilson ha resistido los temblores del tiempo pero el de Wells, que en un primer momento incluso se llegó a dudar de su existencia concediéndole a Wilson la autoría, ha desaparecido. Quizás porque su prosa, más recogida y menos sentimental que la de Wilson, no gustara tanto. Eso sí, hay que romper una lanza en nombre de Sugimoto ya que esta quiso que el nombre de las autoras, sobre todo el de Wilson, apareciera en el libro. Wilson prefirió continuar en el anonimato. El caso de Wells es un caso extraño, ya que su contribución se reconoce en los dos primeros libros pero no en el último, y eso que, según Wells, fue precisamente esta última obra a la que más tiempo le dedicara. Fuere lo que fuere, estas tres grandes conocedoras del mundo japonés bien merecen una lectura.   

domingo, 24 de marzo de 2019

La señora Goldberg

Jewish colonies and settlements. Commencing a Jewish settlement; a camp. Jewish settlers arriving
Y aunque el mes de marzo, Mes de la Mujer, ya casi está tocando a su fin, aún me quedan unos días para rescatar unas pocas. Hoy traigo a Gertrude Berg. Una mujer todoterreno. Escritora, productora, directora, mujer de negocios, actriz y letrista. Para Patsy Cline, una de las grandes de la música country, escribió en 1957 That Wonderful Someone, Ese alguien especial. Pero a Berg no se la reconoce por este talento, sino por The Goldbergs, una serie radiada que Berg escribía, capítulo tras capítulo, a mano, y que estuvo en las ondas desde 1929 hasta 1954, con una interrupción de un año producida por el infame de McCarthy y sus secuaces, que acusaron al que hacía de esposo de Berg, el actor principal, Philip Loeb, de comunismo. El desventurado Loeb se retiró de las ondas para no perjudicar a sus compañeros de reparto, la serie por aquel entonces ya se emitía por televisión. Sumido en una profunda depresión, Loeb se quitó la vida en 1955.

A través de la señora Goldberg, Molly era su nombre, nos adentrábamos en la vida de una familia judía al tiempo que también se nos permitía observar lo que suponía ser un inmigrante judío en América. Anna Maria Louisa Italiano, una jovencita que luego se cambió el nombre a Ann Bancroft, hizo una visita a los Goldbergs en 1952.

Por si alguien está interesado, el documental Yoo-hoo, Mrs. Goldberg nos desvela, un poco, la magia de la que, algunos dicen, fuera inventora de la comedia de situaciones.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Mes de la Mujer: Mildred Ella "Babe" Didrikson Zaharia

A punto de repetir el apio con un mes más, cerramos la serie de mujeres destacadas en la historia, recordemos que marzo es el Mes de la Mujer, con la deportistaMildred Ella "BabeDidrikson Zaharia. Y digo la deportista porque Mildred era una supermujer. Destacaba en el golf, aunque tampoco se quedaba atrás en otras actividades como la natación, los bolos, el billar, el tenis, el tiro con arco, el boxeo, el baloncesto, el béisbol, el atletismo, lanzamiento de jabalina, salto de vallas y también de alturas. 


Nacida en Texas en el seno de una familia de origen noruego, Mildred, desde muy pequeña, ya disfrutaba con cualquier actividad física, ya fuera subirse a un árbol o, más difícil aún, bajarlo. En los Juegos Olímpicos de 1932 se llevó unas cuantas medallas. Oro en jabalina y en salto de vallas, batiendo en esta última especialidad el récord mundial. Como se aburría se metió en el golf. Aquí demostró tener bastante talento para patear, porque logró colarse en un torneo solo para hombres. De hecho, Mildred fue la única mujer que consiguió figurar en el abierto de Los Ángeles durante cincuenta años. En 1948 quiso meterse en el U.S. Open pero no la dejaron dándole un portazo en las narices con el "solo para hombres". 

Aunque no era muy alta, medía 1,70 y pesaba 52 kg., toda ella era puro equilibrio. Grantland Rice, un cronista deportivo la describió como pura armonía muscular, un bloque de coordinación mental y física sin igual en el mundo del deporte. Aquí la dejamos, practicando un poco de todo.  

miércoles, 15 de marzo de 2017

Mes de la Mujer: Nellie Bly

Abrimos la serie dedicada al Mes de la Herencia Femenina.

Mucho antes de que llegara Hildi Johnson o de que Johnny Barrett entrara en su Corredor sin retorno, estuvo Nellie Bly, o mejor dicho, Elizabeth Jane Cochran, reconocida como el mejor reportero estadounidense de todos los tiempos. De ella nace el periodismo de investigación, aunque le costó ponerlo en marcha, porque, como era de esperar, muchos, esgrimiendo su condición de fémina, tiraban de zancadilla, pues solo las locas se atrevían a salirse del circuito casero. 

Menos mal que vio un artículo titulado What Girls Are Good For (Para lo que sirven las chicaspublicado en el Pittsburgh Dispatch en el que se trataban las labores a las que las mujeres debían entregarse. El articulito la enfureció tanto que mandó su respuesta bajo el pseudónimo de la Pequeña Huerfanita (The Little Orphan Girl). 

El editor George Madden que, afortunadamente, tenía dos luces, pronto se dio cuenta de la valía de la joven, aunque eso sí, la obligó a que se cambiara el nombre porque en primer lugar las mujeres no trabajaban, pero ya que se había echado la manta a la cabeza, tenía que escribir bajo pseudónimo. 

Comenzó con artículos normalmente dedicados a los aspectos de la vida femenina. Moda, jardinería y cotilleos, sobre todo. Pero Nellie, una mujer de acción y de fuerte conciencia social comenzó a cansarse de estas limitaciones. La crítica empezó a despuntar en sus artículos. Asuntos de cierta gravedad, como el divorcio o las condiciones laborales de las mujeres rozaron su pluma. 

Se granjeó muchos admiradores pero, como suele pasar, la voz de los detractores es más estridente, así que cuando los afectados amenazaron con retirar los anuncios publicitarios del periódico si Nellie seguía empeñada en perseguirlos con su pluma, volvió a la sección de jardinería. Ese día cumplió con el artículo asignado, pero lo acompañó de la carta de renuncia. 

Después la vemos en México unos meses. La crítica que le hizo al por entonces presidente, Porfirio Díaz, sobre el encarcelamiento de un periodista, la obligó a salir disparada del país. 

De regreso a Estados Unidos se instala en Nueva York, donde, tras varios meses de infructuosos intentos para encontrar trabajo, por fin consigue que John Cockeril, el editor jefe del periódico de Joseph Pulitzer, The New World, la contrate. 

Y no comienza precisamente en la sección de jardinería, sino que la envían con una identidad falsa, práctica que hoy en día no está permitida, por cierto, a cubrir las condiciones de una institución mental. En los diez días que estuvo le sobró para denunciar la penosa situación en la que se encontraban las internas. La denuncia social no quedó aquí. También era el látigo de esos persuasores profesionales, los famosos lobbies.

En 1889, digo yo que aburrida del escritorio, se echó al mundo a ver si podía batir el récord de los 80 días de Julio Verne. Le sobraron casi ocho. A su paso por Francia, Verne, lógicamente, la estaba esperando. 



Con la fama bajo el brazo y otro despido, The World se negó a darle un tanto por ciento de los beneficios aunque luego volviera a trabajar para ellos, Nellie se echó a la carretera para dar conferencias y hablar de su libro. 

La Primera Guerra Mundial da con ella en Austria, mientras visitaba a una amiga, lo que, casualmente, da pie a que nuestra heroína se convierta, por si era poco, en la primera corresponsal de guerra estadounidense. 

Si esto no es legado... 

miércoles, 8 de marzo de 2017

Día Internacional de la Mujer

Si febrero nos trajo el Mes de la Herencia Afroamericana marzo es el Mes Nacional de la Mujer. Eso sí, a compartir con la cafeína, la harina, los producto congelados o el apio, por mencionar algunos, que vuelve a repetir en abril, sin duda un gran favorito, aunque, esta vez, tiene que ser fresco.

Para honrar la contribución femenina The Library of Congress, los National Archives and Records Administration, el National Endowment for the Humanities, la National Gallery of Art, el National Park Service, el Smithsonian Institution y el United States Holocaust Memorial Museum han puesto en marcha una serie de actividades que se extenderán hasta abril.


Un día como hoy, fue el día elegido para globalizar la igualdad de los derechos de la mujerAquí dejo la historia de esta efeméride.

Semanalmente yo también pondré mi granito de arena. A ver si logro sacudirle el olvido a algunas de estas pioneras, no sea que acaben en la sección de los congelados.