miércoles, 19 de marzo de 2025

¿Quién dijo Eso no puede pasar aquí?

En lo que a lo literario se refiere, Sinclair Lewis fue un hombre con suerte. Extremadamente prolífico, (entre octubre de 1915 y mayo de 1921 se marcó más de sesenta relatos, por cierto, muy bien pagados), consiguió abrir una brecha en la literatura estadounidense explorando una temática a la que pocos autores se habían acercado: el hombre de negocios de poca monta, en  especial un substrato económico algo menos elevado: la figura del viajante y que luego recuperará tan maravillosamente Arthur Miller en Muerte de un viajante. Entre sus favoritos, los vendedores de zapatos o los agentes inmobiliarios. 

Es en la primera década del siglo XX cuando el avispado y creativo Lewis comienza su andadura literaria. George Horace Lorimer, el editor del Saturday Evening Post, enseguida se dio cuenta de la gran demanda de dicha especialidad y Lewis, de envidiable agilidad mental y afilada lengua, le sirvió, en bandeja de plata, una mina de oro con sus sátiras. 

Lewis, que, antes de alcanzar fama como escritor se dedicaba al oficio de la publicidad, conocía al dedillo el arte de manipular el corazón y el ojo humano. De vivir hoy, sin duda se hubiera quedado pasmado con los nuevos ingenios que invitan y seducen al americano a que no se quede atrás en la carrera consumista. Sin embargo, y, dado que hasta el último día de su vida el escritor renegó de la expansión de la economía capitalista y que siempre cargó un sentimiento de culpa por haber participado en una labor que él consideraba degradante y que lo vaciaba de cualidades humanas, me atrevo a pensar que, con su pluma, hubiera seguido criticando nuestro materialismo. Pero ojo. Lewis no era hipócrita y admitía que provenía de un sistema que él mismo había contribuido a sustentar. Fue a raíz de la Primera Guerra Mundial, con el hambre mercantil de grandes compañías desatado, como el de la Standard Oil, cuando ese rechazo se le asienta en el corazón. 

No es que las obras de Lewis puedan catalogarse de profundas, pero, socialmente, sin duda fue un visionario que supo poner el dedo en la llaga anticipándonos temas de dolorosa actualidad. Algunas de sus obras se han llevado al cine. Nos acordaremos de la sátira El fuego y la palabra, con Burt Lancaster haciendo de predicador y de Jean Simmons en el papel de hermana. O de Arrowsmith, a la que se ha calificado de primera novela científica y en la que, entre otras cosas, se tratan temas como la ignorancia y la corrupción. Hace unos años, allá por el 2016, una novela de Lewis fue número uno en ventas en Amazon: It Can't Happen Here, Eso no puede pasar aquí. Esto es lo que dice la entrada de Wiki: 

 
    Sátira política distópica del autor Sinclair Lewis de 1935, cuya trama es la llegada al poder de un nuevo presidente que va a crear un estado fascista en los Estados Unidos en crisis tras el crac del 29. […] La novela describe el ascenso de Berzelius "Buzz" Windrip, un demagogo que es elegido presidente de los Estados Unidos, luego de fomentar el miedo y prometer drásticas reformas económicas y sociales al tiempo que promueve un retorno al patriotismo y los valores "tradicionales". Después de su elección, Windrip toma el control total del gobierno e impone un gobierno totalitario con la ayuda de una fuerza paramilitar despiadada, al estilo de fascistas europeos como Adolf Hitler y Benito Mussolini. La trama de la novela se centra en la oposición del periodista Doremus Jessup al nuevo régimen y su posterior lucha contra él como parte de una rebelión liberal. 

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