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miércoles, 6 de julio de 2022

¿Estamos haciendo lo correcto?

Y una de Maude, la serie televisiva de los años 70 que, ahora, gracias a la decisión del Tribunal Supremo de anular el derecho al aborto, me apetece desempolvar. 

www.loc.gov

Maude, personaje que aparece solo un par de veces en la archiconocida comedia televisiva All in the family, (Todo en familia), en pocos meses consiguió hacerse con su propia telecomedia. Bea Arthuruna de Las chicas de oro pero con unos cuantos años menos encima, es Maude Findlay, una mujer de mediana edad y de ideología progresista que se enfrenta a los imposiciones machistas de su época. Por cierto que, aquí coincidirá con otra chica dorada, Rue McClanahan, la viciosa del grupo de oro y que en Maude hará de Vivian Cavender, su mejor amiga.  

Cuatro veces ha contraído Maude matrimonio. Barney, el primer esposo, fallece al poco de casarse. Del segundo, Albert, y del tercero, Chester, está divorciada. El cuarto marido, el señor Findlay, tiene una tienda de electrodomésticos. 

Maude también tiene una hija que, como ella, ha sufrido el divorcio y es madre, en este caso de un hijo. Carol, así se llama la hija, comparte la ideología de la madre y tampoco se muerde la lengua a la hora de criticar las desigualdades de género. 

En noviembre de 1972, dos episodios, una primera y segunda parte, nos traen el Dilema de Maude. A los 47 años, con una hija y un nieto, Maude descubre que está encinta. Como imaginamos, Maude tiene que decidir si seguir adelante con el embarazo o interrumpirlo. Estos episodios salieron al aire para acompañar las deliberaciones del Tribunal Supremo en el caso Roe contra Wade, aunque se escribieron antes de que apareciera dicho caso. 

Tal vez a algunas de sus Señorías no les viniera mal volver los ojos al pasado. Y para los que quieran saber la decisión de Maude, aquí el episodio.

En inglés, las palabras de Walter, el esposo: 

“For you Maude, for me, and the privacy of our own lives, you’re doing the right thing.”

Y en tradu:

Estás haciendo lo correcto para ti, Maude, para mí, y para mantener la privacidad de nuestras vidas.   

miércoles, 30 de marzo de 2022

¿ Por qué le cambiaron el nombre?

Una de efemérides. Un 30 de marzo, pero de 1981, John Hinckley Jr. perpetró un magnicidio frustrado contra el por entonces presidente Ronald Reagan. Otras tres personas, el secretario de Prensa de la Casa Blanca, James Brady, Timothy McCarthy, agente del Servicio Secreto, y un policía, Thomas Delahanty, también resultaron heridas por los disparos del joven de veinticinco años obsesionado con la película Taxi Driver, en particular con la actriz Jodie Foster. 

Brady, el peor parado de todos, a raíz del suceso se convirtió en un ardiente defensor del control de armas. Tanto es así que, en 1993, Bill Clinton firmó una ley, la Ley Brady, que establece un período de cinco días de espera antes de autorizar que se ponga un arma en manos de alguien que no tiene licencia. 

Los abogados de John Hinckley Jr. consiguieron demostrar su enajenación mental, de ahí que se le recluyera en una institución mental, el St. Elizabeth’s Hospital. Desde el 2016, año en el que se le dio la condicional, vive con su madre en Williamsburg, Virginia, aunque tiene autorización para alejarse setenta y cinco millas de dicha ciudad. 

Y una de trivia. Recuerdo una serie televisiva muy amena, El gran héroe americano, lanzada precisamente en marzo de 1981 y que estuvo varios años en antena. El protagonista, Ralph Hinkley, un profesor con alumnos problemáticos, de la noche a la mañana consigue convertirse en una especie de supermán gracias a un traje con superpoderes que le entrega un extraterrestre. Como el extraterrestre tiene prisa y la comunicación es imposible, Hinkley no sabe cómo utilizar el traje, de ahí que se desencadene la comicidad. 

Y todo esto para decir que, a Hinkley, le cambiaron temporalmente el apellido. Estuvo unos meses con Hanley, aunque luego volvieron al Hinkley, precisamente para evitar que John Hinckley Jr. acudiera a la memoria y perjudicara los niveles de audiencia de la serie.

domingo, 17 de mayo de 2020

¡Al refugio, corramos al refugio!



El jueves pasado revisitaba en dailymotion The Shelter, literalmente el refugio, un episodio de mis series favoritas, The Twilight Zone, y hoy encuentro esto. Capítulo imperdible para los tiempos que corren. Subtitulado en español. 

Y aquí, Duck and Cover, (Agachate y Cúbrete), un breve documental del Departamento de Defensa Civil que salió a la luz en 1951 con el que di ayer sábado. En este, la tortuga Bert demuestra a los niños de la Guerra Fría las técnicas, o mejor dicho la técnica, para evadir explosiones nucleares. Documental solo disponible en inglés pero, con las imágenes, sin duda sabremos lo que hay que hacer. 

martes, 20 de agosto de 2019

Todos queremos a Mr. Rogers y Tom Hanks no iba a ser menos

Recuerdo que hace unos años me hice una foto junto a la estatua de bronce que tiene Mister Rogers en la zona que se conoce por North Shore (Playa Norte), aquí, en Pittsburgh. A este hijo de la ciudad, nació en una localidad cercana pero vivió toda su vida aquí, aunque parodiado hasta la saciedad por los grandes, Johnny Carson, Eddy Murphy o Jim Carrey se deleitaron en doblar su bondad y la suavidad de sus gestos, (algunos lo veían afeminado y dudaban de su orientación sexual), se le quiere mucho, no solo en Pensilvania sino en todo el país.

Mr. Rogers, Fred, era su nombre, nació sin preocupaciones económicas, (su padre era dueño de una empresa de ladrillos), aunque las piscológicas lo comían. En el colegio era el gordito de la clase, el inevitable objeto de burlas y del temido acoso escolar. Con inclinaciones religiosas y dispuesto a entregar su vida a la causa fue ordenado ministro presbiteriano, de ahí tal vez la procedencia de la delicadeza y mesura de sus ademanes. Pero fue en la Universidad de Pittsburgh en la que también estudió, donde decidió dar un volantazo a su vida para entregársela por entero a los niños. Seguramente el acoso al que fue sometido influyera en esta decisión. Y alguna huella debió dejarle este trauma, porque Fred, al alcanzar la juventud, decidió plantarse en un número que él consideraba mágico: el 143. Número que, además de ser su peso ideal, nunca sobrespasó las 143 libras, menos de 65 kg. metidos en un cuerpo de 183 centímetros, también interpretaba como el número del amor. I love you (Te quiero), Un 1 para I, ya que solo cuenta con una letra, un 4 para love, con cuatro letras, y 3 para you, ya que tiene tres.

La psicóloga infantil Margaret McFarland, profesora en la Universidad de Pittsburgh y coordinadora de un estudio en el que participaba Rogers, tuvo mucho que ver con el éxito de este. Tan grande era la confianza que Rogers tenía depositada en ella, que, hasta el fallecimiento de esta en 1988, actuó como consultora y revisora del contenido que él sacaba en pantalla para su audiencia infantil de lunes a viernes en su Mr. Rogers' Neighborhood (El vecindario del señor Rogers). Casi novecientos capítulos rodados en WQED, la emisora de Pittsburgh. En un principio El vecindario del señor Rogers solo se retransmitía en la zona pero luego, en 1968, alcanzó difusión nacional gracias a la National Educational Television (Televisión Educativa Nacional).

Mr. Rogers era un Juan Palomo: para su serie infantil cantaba, componía la música y letra de las canciones, era un excelente pianista, elaboraba los diálogos y creaba sus marionetas, Daniel, el Tigre de Rayas, su alter ego en las primeras décadas, es la más conocida y probablemente apreciada. En cada capítulo un tema y se atrevía con todos: el divorcio, la muerte, (motivado por la explosión del Challenger), la tolerancia, la creencia en los superhéroes, (la llegada de Superman en el 78 del siglo pasado y de otros superhéroes a la gran pantalla le produjeron gran malestar. Algunos niños habían fallecido tirándose de grandes alturas tratando de emular a estos héroes), el racismo, (en uno de los episodios se le ve remojando juanetes y compartiendo palangana con un amigo, el policía Clemmons, un hombre de color, homosexual en la vida real, no en los episodios, al que después del remojón le secará los pies) o el asesinato (acababan de matar a Bobby Kennedy).

Y aunque Mr. Rogers creía en los valores republicanos, le tocó defender la causa contra los planes que la administración Nixon, cargada con Vietnam, tenía para la televisión pública. Un 1 de mayo de 1969 fue el día en el que Mr. Rogers, con su franca oratoria, logró meterse en el bolsillo al senador Pastore y asegurar así veinte millones de dólares para el proyecto público.

Mr. Rogers siempre comenzaba sus episodios cantándole al televidente menudo si quería ser su vecino. A continuación abría un armario en el que colgaba su chaqueta de jornada laboral y la reemplazaba por otra de punto con cremallera. Después se sentaba en un banco para quitarse los zapatos y sustituirlos por unas zapatillas deportivas. Con estos actos Mr. Rogers pretendía que el niño, a veces ya maltratado por la vida, sintiera el calor de un hogar, aunque fuera a través del tubo. Mr. Rogers verdaderamente tenía esa capacidad para el ensueño, para hacerle creer a uno que era un ser querido y especial. Pero siempre hay desagradecidos que encuentran su irritante voz en los medios de difusión. "Está destruyendo una generación", dijeron en la Fox, en The New York Observer también se recogieron las mismas quejas, como sucediera en el Boston Herald, The Wall Street Journal y otros muchos. A Mr. Rogers lo acusaban de haber creado una generación monstruo, una generación de jóvenes que había acabado convencida, al mantra de Mr. Rogers, de que en verdad eran especiales y, de que, por tanto, no tenían por qué mover un dedo para ganarse esa etiqueta. En una palabra, la filosofía del trabajo se veía amenazada. Estos acusadores fueron incapaces de reconocer el valor cristiano de su sentencia.

A pesar de las críticas, con su voz cálida y su interés genuino por su vecino, Mr. Rogers fue capaz de mantenerse ininterrumpidamente en las ondas hasta el 2003, año en el que falleció. Fue en el 2008 cuando oficialmente se le sacó de las ondas públicas.

En el 2018 Morgan Neville sacó un excelente documental Won't you be my neighbor? (¿No quieres ser mi vecino?) sobre Rogers y que acabo de ver. También este mes está de gira en Pittsburgh Maxwell King, el autor de la biografía The Good Neighbor: The Life and Works of Fred Rogers (El buen vecino: la vida y obra de Fred Rogers) que salió el año pasado. Y por si no fuera poco en otoño Tom Hanks nos lo traerá a la gran pantalla.

Si se quiere ver colección de marionetas y attrezzo hay que venirse a Pittsburgh, al museo Heinz. Fotos a colgar en el blog si es posible, en cuanto se produzca la visita, programada para noviembre.

Vamos a ver si Tom Hanks es capaz de revivirnos un poco las bondades y el estilo de los políticos estadounidenses y, ya puestos a pedir, de todo el orbe.

domingo, 24 de marzo de 2019

La señora Goldberg

Jewish colonies and settlements. Commencing a Jewish settlement; a camp. Jewish settlers arriving
Y aunque el mes de marzo, Mes de la Mujer, ya casi está tocando a su fin, aún me quedan unos días para rescatar unas pocas. Hoy traigo a Gertrude Berg. Una mujer todoterreno. Escritora, productora, directora, mujer de negocios, actriz y letrista. Para Patsy Cline, una de las grandes de la música country, escribió en 1957 That Wonderful Someone, Ese alguien especial. Pero a Berg no se la reconoce por este talento, sino por The Goldbergs, una serie radiada que Berg escribía, capítulo tras capítulo, a mano, y que estuvo en las ondas desde 1929 hasta 1954, con una interrupción de un año producida por el infame de McCarthy y sus secuaces, que acusaron al que hacía de esposo de Berg, el actor principal, Philip Loeb, de comunismo. El desventurado Loeb se retiró de las ondas para no perjudicar a sus compañeros de reparto, la serie por aquel entonces ya se emitía por televisión. Sumido en una profunda depresión, Loeb se quitó la vida en 1955.

A través de la señora Goldberg, Molly era su nombre, nos adentrábamos en la vida de una familia judía al tiempo que también se nos permitía observar lo que suponía ser un inmigrante judío en América. Anna Maria Louisa Italiano, una jovencita que luego se cambió el nombre a Ann Bancroft, hizo una visita a los Goldbergs en 1952.

Por si alguien está interesado, el documental Yoo-hoo, Mrs. Goldberg nos desvela, un poco, la magia de la que, algunos dicen, fuera inventora de la comedia de situaciones.

miércoles, 6 de febrero de 2019

¿Qué sale a la pantalla el Día de los Santos Inocentes?

Con la presentación en sociedad de Trump hoy en el Congreso otra de situaciones extrañas. Esta vez de la mano de The Twilight Zone. La serie de brochazos surrealistas que sacara adelante el magnífico Rod Serling en 1959 volverá a tomar las pantallas el día 1 de abril, coincidiendo precisamente con el Día de los Santos Inocentes en este país. CBS se encargará de su difusión. ¿Y cómo lo sé?

Gracias al Supertazonazo y a las cuñas publicitarias. Para anunciar la serie se eligió el estadio de fútbol americano Mercedes-Benz de Atlanta. El estadio en el que se celebró el partido que el domingo diera la victoria a los Patriotas de Nueva Inglaterra y la derrota a los Carneros de Los Ángeles. En el anuncio se ve a Jordan Peele, el valiente que hará las veces de Serling, atravesando una puerta situada en un campo sin espectadores. Como vacías, por cierto, quedaron hoy las aulas de mi instituto. El buen tiempo, 20 grados centígrados, y la celebración de la victoria de los Patriots en el centro de Boston, las ha dejado pelonas. Y los transportes hasta la bandera. Aquí dejo el video de la presentación de la serie.

[Football team at stadium]

martes, 4 de diciembre de 2018

Los tíos somos muy ...

Ryū ko niban

Hace unos días leí en que el humorista David Suárez se había metido en Tinder y, retocándose un poco, había logrado hacerse pasar por una joven. El experimento le ha proporcionado unos cuantos superlikes en menos que canta un gallo y unas cuantas alabanzas a su dotación frontal. Según él, este ensayo demuestra que "los tíos somos muy primarios".

Hace ya años, del 2004-2007, Chris Hansen elevó a la enésima potencia esta afirmación con su programa de telerrealidad To catch a predator. (Cazar a un depredador). Así funcionaba. Una supuesta víctima, una joven compinchada, actuaba de señuelo para atraer depredadores sexuales. El contacto inicial se hacía a través de internet. Cuando el depredador acudía a la cita con la joven, Hansen les abría la puerta. Era entonces cuando los depredadores se daban cuenta de que habían caído en una trampa. Algunos huían. A los que se quedaban y hablaban con Hansen, se les grababa con cámaras ocultas. Tras unos minutos Hansen les descubría que su declaración saldría a las ondas y si querían añadir algo más. Algunos incluso estrecharon la mano de Hansen, y hubo uno que admitió ser un seguidor de su programa. Lo que este nativo, creo recordar que de Nueva Jersey, no podía imaginarse, era que lo seguiría tan de cerca.

MSNBC, la cadena que albergaba el programa, nunca dejó de recibir críticas por la metodología que se empleaba en el programa. Sensacionalismo, era la acusación más común. Pero el puñetazo que le dio la puntilla fue el suicidio de uno de los depredadores.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Una Familia Americana



Hoy nos vamos a la caja tonta, a la serie televisiva que nos trajo lo que conocemos por reality show.  An American Family, (Una Familia Americana).  Una serie en forma de documental que salió a antena en 1973. Durante siete meses, de 9 a 10 de la noche de los jueves, unos 10 millones de personas seguían semanalmente las aventuras y desventuras de la familia Loud. Pat y Bill los padres. Hijos: Lance, Delilah, Grant, Kevin y Michele.

Un mes les costó aclimatarse a la persecución de las cámaras, luego ya ni las sintieron. Ocho habitaciones de estuco en la adinerada Santa Bárbara, California, los cobijaban. Piscina y cuatro coches, ninguno de ellos americano: Jaguar, Volvo, Toyota y una camioneta Datsun. Un caballo, dos gatos, tres perros y unos peces embellecían el complejo que, por dentro, se iba desmoronando. La familia no tuvo reparos en presentarse al desnudo: entre otras cosas, nos enteramos de las infidelidades del señor Loud, asistimos a la petición de divorcio de la esposa, o a la confesión del hijo mayor, Lance, inconcebible en tiempos de Nixon, en la que declara su homosexualidad. De hecho, Lance fue el primer personaje/actor salido de un entorno familiar que compartió ante las cámaras esta intimidad.

Pero no a todos gustó la valentía y el descaro familiar. A menudo al señor Loud le llegaban cartas en las que se amenazaba la integridad física de sus hijos. La incapacidad de algunos para digerir la decadencia y caída del sueño americano, hasta entonces retratado con alegría casi infantil, los desbordaba. Aquí dejo unos minutos a la familia.    

martes, 15 de agosto de 2017

La madre de todas las rutas en televisión

Aunque la madre de todas las rutas, término que acuñó Steinbeck para referirse a la Ruta 66, unas 2400 millas de carretera que conectan Chicago con Los Ángeles y se alargan hasta Santa Mónica no pasa por Ohio, eso no impidió que algunos episodios de la serie televisiva Ruta 66 se filmaran aquí. De hecho Kinsman, el pueblecito en el que nació Clarence Darrow y que mencionábamos en la entrada de ayer, aparece en uno de ellos. Cleveland se lleva los cinco restantes que se filmaron en Ohio.

Esta serie televisiva que salió en 1960 y se clausuró cuatro años más tarde aunque con un intento en los 90 de reavivarla pero que no cuajó, copiaba vilmente el estilo de una de mis series favoritas, The Twilight Zone, una creación de ese genio que era Rod Serling. Del beatnik por excelencia, Jack Kerouac, tomaron su manifiesto En el camino. Stirling Silliphant, el guionista de tantos éxitos comerciales, como El Coloso en llamas, y creador del drama policial Naked City, se robó a sí mismo, especialmente de un episodio titulado Four Sweet Corners en esta serie. Y digo que se plagió a sí mismo porque fue el creador de la serie junto a Herbert B. Leonard.  

Rodada en blanco y negro, narra las aventuras de dos hombres. Buz, (más tarde reemplazado por Lincoln), y Martin, a bordo de un Corvette. Martin se acaba de graduar de la prestigiosa universidad de Yale mientras que Buz había sido un empleado de su padre, un banquero arruinado. La incorporación de Lincoln trae un personaje más sombrío, el veterano de la guerra de Vietnam. En cada episodio aparecen situaciones y personajes distintos. Por cierto, que por esta serie desfilaron multitud de caras conocidas, desde Boris Karloff pasando por Peter Lorre o Lee Marvin, por citar algunos. 

Aquí dejo la sintonía

miércoles, 28 de junio de 2017

Para que luego digan que Trump es malo...

Esta semana más noticias del mundo del espectáculo.

Si hace unos meses anunciaban que la mítica serie de televisión, Will&Grace, volvería momentáneamente a NBC con diez episodios, Roseanne volverá con ocho a ABC. Y todo gracias a Trump. Para que luego digan que de este presidente nada bueno podía esperarse.

domingo, 21 de mayo de 2017

¿Quiénes trabajan a la luz de la luna?

Danica Patrick, la automovilista participante en las pruebas de NASCAR, hace unos meses lanzó su línea personal de productos deportivos. No es que la noticia me parezca digna de mención, espero que esta aventura empresarial le vaya tan bien como le está yendo en la pista, pero la noticia me ha recordado que los moonshiners también son muy dados a las carreras de coches, aunque las suyas, son de carácter ilegal.

¿Y quiénes son los moonshiners? Podríamos llamarlos espíritus libres, aunque a veces, esa libertad se vea truncada con unos cuantos años de prisión por su amor a la destilación ilegal del güisqui. Discovery Channel comenzó en 2011 un docudrama,
Moonshiners, en el que seguía las vidas de estos aventureros.

Los destiladores (llevan operando desde comienzos del diecinueve) se adentran en el corazón de los Apalaches durante la noche para dedicarse a la química. Un poquito de azúcar y maíz, y ya está. El problema viene cuando se va con prisas y la ventilación es insuficiente, provocando que la maquinaria explote, o cuando se añaden componentes como sosa cáustica o ácido de una batería de coche para acortar los tiempos de envejecimiento que requiere el elixir. Ni que decir tiene que el uso de estos productos puede ser mortal y puede dejar graves secuelas como la ceguera. A los motivos de salud se acogen las autoridades para prohibir su práctica, y lógicamente, a los omnipresentes impuestos.

Una licencia que permita vender alcohol está por las nubes. Por ejemplo, en Nueva Jersey, ronda los 10000 dólares aunque hay que añadir o quitar, dependiendo de lo que se quiera vender.

Los moonshiners, ávidos practicantes de la ideología libertaria, reniegan de las imposiciones gubernamentales. Y parece que su rebeldía está dando frutos, comenzó con la recesión del 2008, cuando las autoridades vieron en esta práctica una forma para reactivar la economía y generar empleo, al tiempo que una fuente segura de ingresos.

Aunque no todos los condados han abierto sus puertas a la destilación güisqueraparece que, los que lo han hecho, de momento no tienen motivos para arrepentirse, y es que, cuando se trabaja en equipo, da la impresión de que las posibilidades de fracasar disminuyen, o al menos, se sienten menos.

Este negocio es llamativo porque cuenta con dos ingredientes esenciales: en primer lugar se levanta el velo a lo prohibido, todos quieren dar el mordisco a la manzana y, por si fuera poco, ¡100% americano, baby!

Obviamente el mercado ha comenzado a saturarse con destilerías de güisqui ilegal, ahora autorizado. Incluso grandes compañías, como Jack Daniels, preocupadas con perder terreno, han lanzado su güisqui blanco. 

Con su absorción en el mercado algunas voces se han manifestado arguyendo que "eso ya no es moonshine. Si se paga al fisco se pierde credibilidad". Eso sí, la receta sigue siendo la de toda la vida, reconocen. Digo yo que hasta que encuentren algo más barato. ¿Sosa cáustica, tal vez? ¿Quizás ácido de batería?