Ahora que voy a retomar la tiza y que la manzana de la discordia, la estatua ecuestre del general Lee en Charlottesville, comida por el óxido, se vuelve negra de horror, me ha venido a la cabeza
Clarence Darrow.
Hace tiempo, cuando vivía en Pensilvania, tuve la suerte de ver su casa, solo se puede ver por fuera ya que tiene moradores. Es una casa muy bonita. Es grande y blanca, de estilo victoriano, y tiene dos plantas octogonales. En ella se crió
Clarence Darrow (1857-1938).
Un ohionés nacido en Kinsman, un pueblecito fronterizo con Pensilvania. A
Darrow, además de ser conocido por su agnosticismo, también se le conoce por sus dotes de orador, aunque se dice que una vez salió
escaldado de una de sus
batallas dialécticas con el orondo Chesterton, el
Apóstol del sentido común, que era un defensor acérrimo de la presencia divina. A Darrow también se le conoce por ser el abogado defensor del caso Scopes Trial.
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Clarence Darrow |
El Scopes Trial, (El Juicio de Scopes, también llamado el Juicio del Mono), se encargó de poner en tela de juicio
el fundamentalismo cristiano y permitir
que en los colegios se enseñara la evolución. Heredarás el Viento es el título que se dio a la película que recogía el caso y que salió en 1960.
Spencer Tracy figuraba en el reparto. De las aulas de Charlottesville también ha salido la iniciativa de retirar al deslustrado Lee, que lleva en la silla desde 1924, y que, por lo que parece, bajarlo, va a costar sangre. Por cierto, que aún queda, también en terreno público, otra estatua ecuestre de otro general confederado, el general Thomas Stonewall Jackson. Apearlos del caballo, ¿costará otro arranque fundamentalista?
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