miércoles, 24 de marzo de 2021

El que tuvo, retuvo. (O no).

Termino la lectura de Having and Being Had, (Tener y haber tenido), de Eula Biss, una fina colección de ensayos intimistas en los que, primordialmente, la autora reflexiona sobre la labor de las artes en el sistema económico en el que estamos inmersos. Biss, que es profesora en la Northwestern University en Chicago y ha recibido multitud de galardones por su obra, nunca deja de recordarnos en su libro que su visión es la de una mujer acomodada, y que, aunque ha conocido los sinsabores de la vida, por lo menos, en el plano económico, ha logrado endeudarse con la deseada hipoteca, afianzada con la seguridad de un trabajo bien remunerado.

Gracias a Biss, he descubierto a Elizabeth Magie, activista feminista, trabajadora, escritora y, especialmente, inventora, a la que, las patentes y el sexismo, practicamente la dejaron sin blanca y sin apenas reconocimiento. Magie, que era hija del abolicionista James Magie, periodista que acompañó a Lincoln en sus debates políticos con Douglas, fue el que la introdujo al movimiento georgista. Henry George, con su obra Progreso y pobreza, de 1879, probablemente fuera uno de los superventas de su época. George era defensor de lo que se conoce por impuesto único, un impuesto sobre el alquiler de la tierra. Hay que dejar claro que George no era socialista. Según él, ni individuo ni corporación debían ser dueños de la tierra. En su lugar, defendía que ese alquiler se devolviera a la sociedad, legítima propietaria, ideas que, por cierto, tuvieron profundo calado en España. 
 
Magie, de profesión tipógrafa, con sus 10 dólares por semana, era plenamente consciente de que vivía con un salario muy ajustado, aunque Magie era una de las pocas solteras de la época que contaba con casa a su nombre. Para llamar la atención de su precariedad laboral y la de otros como ella, Magie tuvo la audacia de colgar un anuncio en un periódico, anunciándose en venta. "Joven esclava americana". El escritor Upton Sinclair, conmovido con su denuncia, le envió dinero. Pero esta respuesta fue la excepción. Su ofrecimiento causó un gran escándalo, más entre los ofendidos burgueses que entre aquellos que habían sido esclavizados. Todo porque esta jovencita se había atrevido a denunciar el carácter económico de esta santa unión. 

Thomas E. Powers. LOC
En enero de 1904, basándose en los principios georgistas, Magie patenta su juego The Landlord's Game, (El juego del rentista), y que no es, ni más ni menos, que el que luego se dará a conocer como Monopoly (Monopolio)Magie patentó, varias veces, su juego, pero eso no evitó que un tal Charles Darrow, auspiciado por los hermanos Parker, se quedara con las royalties de por vida. A Magie los hermanos le sacaron las patentes con 500 dólares. Este no es el único juego que Magie patentara pero, sin duda, es el más conocido. 

Para su creación, Magie se basó en el Zohn Ahl, literalmente Arroyo, madera, el juego del pueblo Kiowa afincado en Oklahoma. De este juego de mesa, Magie sacó numerosas ideas, siendo estas dos las más destacadas. Si un oponente caía junto a la bolita o cuenta del adversario, debía comenzar el juego desde el principio. Y, por supuesto, he aquí la segunda, debía pagar con una de sus cuentecitas. 

El pueblo Kiowa tampoco se llevó el reconocimiento merecido y mucho menos pago alguno. Resulta curioso que, el Monopoly, un juego en el que se trata de dejar al otro sin tierra, parta de una invención de uno de los pueblos nativos.         

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