lunes, 25 de marzo de 2019

Antes que IKEA estuvo ella

[Home interior, china cabinet and chairs]
Y como aún no nos hemos salido del Mes de la Mujer, hoy, un recordatorio para Florence Knoll, probablemente una de las mejores embajadoras que haya tenido este país. Y no es que ocupara ningún cargo político, pero sus exposiciones en el extranjero, particularmente en Alemania, le hicieron ser la portavoz de la buena voluntad estadounidense, exportando el diseño americano durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial.

Y a eso precisamente se dedicaba nuestra retratada. A diseñar mobiliario. Esta minesotana que también estudió arquitectura con Mies van der Rohe, el creador de la famosa silla Barcelona, aprendió de varios maestros, pero lo esencial lo tomó de este. La funcionalidad del diseño.

Knoll introdujo nuevos aires en las oficinas de las empresas americanas eliminando el mobiliario armatoste y reemplazándolo con otro menos bloque, más simple y moderno. Los espacios también los desatrancó, abriéndolos con sus diseños textiles, ya fuera cubriendo suelos, ventanas o tapizando el mobiliario. Con el conflicto bélico, la escasez de materiales se hizo notar, y la necesidad de reinventarse le impulsó a alcanzar nuevas cotas en su creatividad. En 1943, ya había dado con un sistema por el que no se necesitaban herrajes para armar su mobiliario prefabricado. Una especie de precursora del IKEA fue Knoll. “Flexibilidad, economía y confort”. Con este eslogan consiguió Knoll que sus enseres se vendieran como rosquillas.

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