Mostrando entradas con la etiqueta Sanders. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sanders. Mostrar todas las entradas

martes, 24 de noviembre de 2020

De gabinetes y pavos.

Mientras el presidente indulta a dos americanazos, Corn y Cob, en español Maíz y Mazorca, los dos superpavos que han logrado dar esquinazo a su destino, el presidente electo nos va revelando más miembros para su equipo de gobierno. Y, de momento, parece que Biden está vadeando la furia progresista. Aunque Ocasio-Cortez no está muy contenta con un nombre que se ha llevado a la mesa, el del excalde de Chicago, Rahm Israel Emanuel. A Emanuel se le achaca su falta de transparencia en un incidente en el que, un menor, perdió la vida a manos de la policía. 

En caso de que Biden decida contar con Emanuel para su línea comercial, es en Comercio donde quiere colocarlo, y ya que Warren se ha quedado sin la Tesorería, quizás conceda con Sanders, aunque no con la Secretaría de Trabajo, sino con un premio de consolación. Sanders tiene muchos forofos, sobre todo entre los más jóvenes, y quizás sería buena estrategia nominarlo para esta cartera. Otra cosa será que McConnell dé el visto bueno.  

domingo, 17 de septiembre de 2017

El tornillo está pasado



El martes Hillary Clinton sacó What Happened, (Qué pasó), un libro que recoge su periplo a las presidenciales y las circunstancias, algunas con nombre y apellido, que hicieron fracasar su carrera a la Casa Blanca. Una de esas circunstancias es Bernie Sanders, un hombre de 76 años que seguramente volverá al ataque en las elecciones del 2021. El miércoles, Sanders presentó su llamada a defender la sanidad pública universal. Y parece que esta ocurrencia está aglutinando a los demócratas, y que incluso los más conservadores, como Joe Manchin, senador de Virginia Occidental, están dispuestos a escuchar lo que Sanders tiene que decir. 


Pero me temo que este tornillo de la sanidad pública universal, aunque en el 2021 los demócratas lograran hacerse con la Casa Blanca y el Senado, por mucho que lo apretemos no va a hacer otra cosa que seguir dando vueltas. No importa que para el 2013 unos treinta millones de personas estén sin seguro médico, que entre los copagos, las primas, los deducibles, los coseguros y otras flores, uno pierda el bolsillo y la cabeza. De una u otra manera las aseguradoras se asegurarán de que, en la ecuación, no pierdan ni un dólar. Es cierto que con la sanidad pública universal la clase media sufriría un nuevo varapalo, ya que habría que subir impuestos, pero es dinero que hubiera tenido que desembolsarse de igual manera, quizás más, para calmar el pantagruelismo asegurador.  

Una posición intermedia sería ofrecer la sanidad pública universal a aquellos que quisieran acogerse a ella. El estado sería una alternativa más en la competición. Pero claro, eso es intervencionismo. El tornillo está más que enjabonado.