lunes, 1 de octubre de 2018

Tremendamente acogedoras

Aviation, two decades of progress in the host city to the National Air Races

Aún no hemos cubierto octubre y ya llego tarde para hacerme con un vuelo que no salga por las nubes. Y no solo los precios dan grima. Cada vez que me subo a un avión, la opresión metálica de los reposabrazos me recuerda dos cosas: que debo tener cuidado con el vecino si no quiero propinarle un codazo accidental, y que para evitar la trombosis venosa profunda hay que moverse, aunque a la tripulación le moleste el desfile.  

Seguro que los aviones de pasajeros de los años 60 y 70 no eran así. Seguro que los Boeing 747 que, precisamente el 30 de septiembre cumplieron 50 años, no eran así. De hecho, algunos llevaban hasta piano bar. Sí. Y restaurante. Y los pasajeros podían darse una vueltecita por la cabina sin tener que pisar a nadie. Seguro que el del asiento central tampoco tenía que dar un salto mortal o hacer levantar al que se encontrara en la zona de pasillo para poder ir al baño. Y seguro que comían gratis y que facturaban la maleta sin pagar por ella. No cabe duda de que las aerolíneas que nos han tocado vivir son mucho más acogedoras que las de décadas pasadas.   

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