Abrimos con recorrido político. En noviembre, Mitch McConnell se retirará de la dirección de la minoría republicana en el Senado, aunque seguirá en su sillón de senador por Kentucky hasta, al menos, enero del 2027, que es cuando le toca renovar. El senador está pasando una mala racha. El año pasado McConnell tuvo que vérselas con una caída que le afectó la cabeza. Para empeorar las cosas, en febrero de este, la joven cuñada del senador perdió la vida en un accidente de tráfico. Otro dato que, suponemos, habrá precipitado la salida de McConnell, es la posibilidad, harto probable, de que Trump vuelva a auparse hasta la presidencia.
Mientras tanto, El Tribunal Supremo, atento a los quejíos del expresidente, sigue retrasándole el juicio que tiene pendiente. El Tribunal Supremo de Colorado falló en contra de Trump acogiéndose a la 14 Enmienda y que lo acusa de insurrección, y, por tanto, lo incapacita para estar en la lista de candidatos presidenciales. Trump lleva así desde diciembre. Esperando el fallo. Sin embargo, el Supremo no hace más que enviarle tanques de oxígeno al expresidente, y probablemente así seguirá hasta que su Delfín se coloque en la Casa Blanca y ya, desde ahí, consiga autoinmunizarse. Los estados de Maine e Illinois a la espera de que el Supremo se pronuncie y poder iniciar ellos también el procedimiento para sacar a Trump de sus listas.
Si encontrar un líder para la minoría va a ser un tanto problemático, ¿recalcitrante o moderado?, dar con un vicepresidente que no chupe focos va a serlo aún más. ¿Nikki Haley, tal vez?
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