Y como estamos con las fiestas encima, una de consumismo. Según datos del 2015, veintitrés millones y medio de personas han sido víctimas de un
saqueador de porches. En el 2017, casi veintiséis. Parece que la cifra va en alza y los
chorizos de porche se dedican a robar lo que los servicios postales y, especialmente
Amazon, dejan en casa de los clientes.
Algunos hogares cuentan con cámaras y pillan al ladrón en el ajo, pero la policía no puede hacer nada. Algunos servicios ya ofrecen una especie de jaula con un código que solo el repartidor del furgón es capaz de abrir.
Amazon, por su parte, también ofrece el suyo. Dejar el paquete dentro de la casa. La broma sale o salía por unos 250 dólares. El repartidor escanea un código de barras que Amazon reconoce y que es capaz de desbloquear la puerta. El repartidor solo tiene que dejar el paquete en casa.
Dentro de la casa. Un video haciendo la entrega asegurará que el envío ha salido a la perfección. De momento, la gente no quiere dejar entrar a un extraño en casa, pero con Amazon, todo se andará.