jueves, 20 de diciembre de 2018

Amazon en casa


Packages for prisoners of war and internees. A Red Cross Canteen worker, Miss Mary Dougherty, inspects a Red Cross food package going to an American prisoner of war. Packages like this are sent regularly from International Red Cross headquarters in Geneva to American prisoners of war and interned civilians held by Germany and Italy. One a week goes to each American prisoner of war whose capture and location have been reported and one every two weeks to each interned civilian. Twenty thousand such packages were sent to the Far East on the neutral diplomatic exchange ship Gripsholm last June, together with one million cigarettes and other supplies for American prisoners and internees in Japan, occupied China and the Philippines. Much larger quantities are now on the Gripsholm pending final clearance with the Japanese for her sailing on a second trip
Y como estamos con las fiestas encima, una de consumismo. Según datos del 2015, veintitrés millones y medio de personas han sido víctimas de un saqueador de porches. En el 2017, casi veintiséis. Parece que la cifra va en alza y los chorizos de porche se dedican a robar lo que los servicios postales y, especialmente Amazon, dejan en casa de los clientes.

Algunos hogares cuentan con cámaras y pillan al ladrón en el ajo, pero la policía no puede hacer nada. Algunos servicios ya ofrecen una especie de jaula con un código que solo el repartidor del furgón es capaz de abrir.

Amazon, por su parte, también ofrece el suyo. Dejar el paquete dentro de la casa. La broma sale o salía por unos 250 dólares. El repartidor escanea un código de barras que Amazon reconoce y que es capaz de desbloquear la puerta. El repartidor solo tiene que dejar el paquete en casa. Dentro de la casa. Un video haciendo la entrega asegurará que el envío ha salido a la perfección. De momento, la gente no quiere dejar entrar a un extraño en casa, pero con Amazon, todo se andará.

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