domingo, 16 de diciembre de 2018
Betomanía o resignarse
Los sondeos que se han hecho en las Asambleas Demócratas de Iowa dan como favoritos a Joe Biden y a Bernie Sanders para hacerle frente a Trump. Asumen que la experiencia política y la seriedad derrotarán al presidente en el cargo en las elecciones del 2020. Pues me parece a mí que, de ser ellos los candidatos, a Trump no hay quien lo quite, a menos que se le venga encima el tsunami ruso.
Y no hay quien lo despegue por la famosa salamandra: Trump, con la ayuda de jueces, se la sigue llevando de calle. Añadamos también que los presidentes en el cargo parten como favoritos, como si el electorado estuviera empeñado en dejarles finiquitar lo que comenzaran, por malo que fuere. Y si la economía va bien, apaga y vámonos.
Biden, que ya ha probado las mieles de un cargo y se sabe cómo se las gasta, no es carne fresca. A Sanders, por su parte, se le ve pelín rojete, lo que le haría perder el apoyo de los más moderados, aunque cuente con el de los jóvenes que, como se sabe, no suelen salir a las urnas. Tampoco debemos olvidar que, en el 2020, tanto Biden como Sanders se plantarán en los setenta y ocho. Trump es cinco años más joven.
En cambio, una voz más joven, masculina, faltaba más, dígase una como la de Beto O'Rourke, con su 1,93 de altura, hombre de familia y de negocios, con inmensa capacidad de recaudación y, lo más importante, de Tejas, el Ross Perot demócrata, no solo sería capaz de arrancar votos en este estado, sino también de los feudos tradicionalmente republicanos que lo verían con curiosidad y hasta cierta admiración. Este milagro bien pudiera darse en un Michigan, una Carolina del Norte, un Wisconsin, una Florida, un Ohio y una Pensilvania, estados en los que la redistribución de las fronteras se ha visto especialmente atacada por la presión republicana. Sin lugar a dudas las asambleas demócratas debería darle una oportunidad a la Betomanía. O resignarse.
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