martes, 8 de octubre de 2019

Donde cae la luz

De descubrimiento a descubrimiento: hace unos días salía Proust del armario con ocho cuentos inéditos, y Lauren Groff casi al mismo tiempo nos trae una selección de cuentos en Where the Light Falls (Donde cae la luz) de la olvidada Nancy Hale. 

Hhale era hija de dos pintores impresionistas de clase acomodada. Su padre, Philip Leslie Hale conoció a Monet en Giverny, y su madre, Lilian Wescott Hale, con frecuencia más preocupada por su arte que de la hija, era una retratista de éxito. Quizás fuera la negligencia de sus padres la que la lanzara a los brazos de la literatura, aunque de casta le venía al galgo, ya que su tía abuela fue Harriet Becher Stove, la autora de la Cabaña del tío Tom, obra publicada en 1852. 

En Nueva York, inmediatamente después de su primer matrimonio, es cuando Hale se establece como escritora. En la revista Vogue consigue trabajo como escritora y editora. También en Nueva York trabaja para Vanity Fair y el New York Times, donde se convertirá en la primera mujer reportera.

Durante toda su vida, Hale tuvo que luchar contra la depresión y problemas mentales agravados por los patrones tradicionales de las tareas que debe desempeñar una mujer. El panorama catastrófico de la Segunda Guerra Mundial también debió poner su granito de arena. Cuatro de las historias que Lauren Groff nos presenta en Where the Light Falls son producto de esa inestabilidad mental. Miss August (Miss Agosto), Some Day I´ll  Find You (Algún día te encontraré), Sunday (Domingo), y la sensacional Who Lived and Died Believing (Quien vivió y murió creyendo)

University of Virginia, Charlottesville, Virginia. View through columns down grassy stretch at University of Virginia

Hale fue una escritora muy prolífica. Relatos, novelas, teatro, no ficción y un libro de memorias. Fue durante su tercer matrimonio con el profesor de Inglés de la Universidad de Virginia, Fredson Thayer Bowers en 1942, cuando no solo publica su mejor novela, The Prodigal Women, (Las mujeres pródigas), un retrato de corte regionalista sobre tres mujeres (Nueva Inglaterra y Nueva York son sus otros dos focos de inspiración), sino que también es capaz de batir su marca personal al publicar doce relatos en la revista New Yorker en tan solo un año. Seguramente el ambiente académico y sus charlas con Faulkner en 1957 y 1958, años en los que Faulkner estuvo de profesor invitado, no le vinieron mal.

Para los que sepan inglés, aquí dejo una muestra de la extraordinaria habilidad de esta retratista.

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