martes, 18 de enero de 2022

El aire de los Tuskegee.

Hay un mural conmemorativo en el aeropuerto de Pittsburgh que, cada vez que vuelo, siempre me saluda. Se trata del Tuskegee Airmen Memorial, un homenaje a los pilotos afroamericanos que sirvieron en la Segunda Guerra Mundial. Para cerciorarse de que estos candidatos afroamericanos eran aptos para pilotar, las Fuerza Aéreas Americanas llevaron a cabo sus comprobaciones en distintas localidades cercanas a Tuskegee, en Alabama, de ahí que a sus novecientos treinta y dos hombres, (de Pittsburgh salieron unos cien, la mayor aportación del país a nivel regional, ciento cincuenta perdieron la vida en combate y unos cuatrocientos cincuenta participaron en operaciones en el extranjero), se les conozca con este nombre. También hay que decir que, estos hombres, estudiaron en el Instituto Tuskegee, hoy lleva el nombre de Universidad de Tuskegee, instituto que inaugurara el 4 de Julio de 1881, Booker T. Washington

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Los candidatos no solo eran pilotos. También había técnicos, operadores de radio, aparejadores de paracaídas, mecánicos, meteorólogos, cocineros, operadores de torre de control, furrieles o personal médico. También había mujeres mecánicos, operadoras de torre de control, secretarias, técnicas de fuselaje, guardianas y aparejadoras de paracaídas, encargadas de revisar la tela y el correcto funcionamiento y estado de las cuerdas. Hubo tres aparejadoras que se encargaron de instruir a los cadetes en su uso, cuidado y correcto almacenaje. Las filas de los Tuskegee también contaron con oficiales caucásicos, nativos americanos, latinos, caribeños y personas de otros orígenes. 

Recordar a uno de los últimos Tuskegees, el general de brigada Charles McGee, que, el día 16 de este mes, nos dejó a la envidiable edad de ciento dos años.  

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