Y hablando de camionetas y furgones. Se me ha ocurrido que a Martin Luther King el rugido de esta manada bien pudiera parecerle molesto. El Ford Mustang o la F-150, por poner unos ejemplos, son bien conocidos por los bramidos, trucados, que le salen del motor y que viajan en altavoces hasta llegar a los oídos del soberbio aullador que maneja el volante. Eso sí, normalmente los timoneles tienen posibilidad de modular el vocerío reduciendo los 80 decibelios a 72 cuando pasen por zona que consideren indigna de recibir su tortazo acústico y ambiental.
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