No sé si Martin Luther King Jr. sería guía espiritual de los Kennedy, pero en el caso de Billy Graham sí que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que lo fue de Nixon. ¿Y quién fue Billy Graham? Probablemente el predicador más influyente, junto con King, que nunca haya pisado territorio americano. Iba para actor de cine, pero prefirió la llamada.
Su hijo Franklin, parece que esto de dar sermones y hacer de consultor también se hereda, es un peso pesado de esta administración. Graham padre, con su poderoso estilo dramático, populista y puritano, tuvo una gloriosa recepción entre la población blanca de clase media. Parece que su talón de Aquiles siempre fue justificar y creer a su compañero de pateos en el campo de golf, otro encantador de serpientes, un tal Nixon, al que Billy Graham consideraba un hombre de lo más ético y moral. Nixon, no sé si agradecido por su lealtad, entre rezo y rezo le confiaba no solo sus tribulaciones espirituales sino que también le descargaba sus preocupaciones políticas, asuntillos tales como la elección del vicepresidente o el problema Vietnam. Graham al final dio su brazo a torcer y acabó reconociendo que Nixon se la había doblado. Por cierto, y ya que estamos, ¿Graham hijo llegará a la misma conclusión con el actual presidente?
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