domingo, 1 de abril de 2018

¿Escándalo del siglo XIX?

Aunque resulta más fácil seguirle la pista a las acusaciones de abuso sexual en la época que nos ha tocado vivir, de vez en cuando parece que también es posible retrotraerse unos siglitos. Y esta vez le ha tocado a uno de los pintores más venerados de Estados Unidos: Thomas Eakins.

Fotografía de Walt Whitman tomada por Thomas Eakins
Y por Eakins debo decir que siento una flojera especial porque me gustan mucho sus retratos y sus fotografías. A Whitman, era gran amigo de él, lo conoció en la segunda mitad de 1880, cuando el escritor ya estaba muy avanzado de edad y Eakins andaba por la cuarentena. La amistad que los unía era tan estrecha, que Eakins le hizo una máscara funeraria. A Whitman también le hizo varias fotografías que le sacó en su casa de Camden y, al menos, un retrato. Eakins sería en pintura lo que Whitman a la literatura: el realismo americano. 

Hacia 1870 Eakins empieza a cobrar cierto reconocimiento que en 1882 culmina con la entrega del cargo de director de la escuela de bellas artes de Pensilvania. Sin embargo, cuatro años después se le retira del puesto sin ningún tipo de explicación. No se sabe si fue un cambio en los gustos, preferencias por un arte más impostado como el de John Singer Sargent, los numerosos escándalos que lo perseguían o una mezcla de los dos lo que lo alejaron del cargo. Acusaciones de pasearse desnudo, obligar a las modelos, independientemente de su edad, a que posaran sin ropa, o de usar un lenguaje obsceno mientras daba clase, parece que no faltaban. Y parece que tampoco le gustaban mucho los judíos, a los que, junto a los tratantes de arte, acusaba de ser los causantes de la frivolidad del arte de su tiempo. 

Quizás en algunos años la ciencia pueda echar un poco más de luz a este comportamiento, pues se sabe que Eakins sufría de depresión y casi con toda seguridad de trastorno bipolar. De momento, a esperar.

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