domingo, 29 de abril de 2018

Qué adora América

América ama el noli me tangere. El tú a tus asuntos que yo me encargo de los míos es su contraseña. Pensamos que son los estados del sur los más recalcitrantes en este empeño, aunque, cuando los dineros andan de por medio, a esta inclinación no le importa si se es rojo o azul, burro o elefante. Lo importante es el contante y sonante. Delaware, Oregón, Montana y, sobre todo, Nevada, lo saben bien, ya que de las apuestas del juego sacan sus dinerillos. Y ahora Nueva Jersey quiere subirse al mismo tren. De momento el Tribunal Supremo tiene al estado en compás de espera, con fecha límite a finales de junio para emitir su veredicto.   

Supongo que, mientra tanto, Nueva Jersey se estarán frotando las manos pensando en los impuestos que cascará a los casinos y otras entidades dedicadas al juego. Un 6,75% se lleva Nevada más un 0, 25% de cada apuesta. El único problema es que con esta petición destinada a reavivar los moribundos casinos de Atlantic City mientras ya de paso se patrocina la adicción con sello legal parece que se ha destapado la cajita de Pandora y los estados vuelven a la carga acogiéndose a la Décima Enmienda. "A menos que esté delegado o prohibido dentro de la Constitución, corresponde al Estado y/o al pueblo decidir".   



Las ligas deportivas universitarias y profesionales ya han advertido que también ellas tienen derecho al pastel y que si se permiten las apuestas en Nueva Jersey se les dé un porcentaje. Existe una cosita llamada integrity fee (tarifa de integridad), el nombrecito parece sacado de película de mafiosos, que sería de un uno por ciento y que se embolsarían dichas ligas. Por cierto, que Indiana ya aprobado que se les dé a las ligas su parte en caso de que el gobierno federal legalice las apuestas. Conociendo al estado de Nueva Jersey y cómo se las gastan los ligueros, me parece que el acuerdo es inevitable. 

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