domingo, 2 de agosto de 2020

Censura de Hays.

Y abrimos la semana con censura. Pero en el cine. Fue en 1921 cuando los fundadores de los grandes estudios de Hollywood decidieron crear la Motion Picture Producers and Distributors of America (MPPDA), Productores de Películas y distribuidores de América.

Los escándalos sexuales en el mundo de la farándula, famoso fue el del cómico Roscoe "Fatty" Arbuckle, la lista con los 500 actores drogadictos facilitada por la California State Board of Pharmacy, el Colegio Farmacéutico estatal de California, las acusaciones de homosexualidad, los matrimonios ilegales, entre ellos el de Mary Pickford, la novia de América, y otras flores, llevaron a estos magnates a la conclusión de que necesitaban un centrifugado de imagen. Hollywood quería demostrar al público que era capaz de controlar estos desmanes y que las películas no eran un canto a la depravación.

W. H. Hays le pidieron que fuera el presidente del MPPDA. Hays, republicano y presbiteriano, era un verdadero relaciones públicas que sabía meterse al público en el bolsillo. A él se debe la creación de la famosa censura hollywoodiense, 11 recomendaciones clasificadas bajo el "No se puede" y 26 bajo el "Con cuidado", unos mandamientos que nadie seguía pero que tenían que existir para complacer a las mentes más exigentes, en especial la católica con su Legión de la Decencia.

No fue hasta 1932 cuando las normas de Hays se endurecieron. La película de Cecil B. DeMille, El signo de la cruz, se encargó de tal milagro. Claudette Colbert iba bastante fresca y de ahí el acaloramiento. Aunque hay que decir que Hays siempre estuvo batallando para saltarse sus propias normas. En 1934 se hizo con la ayuda del filósofo Mortimer Adler para demostrar que no existía evidencia científica que demostrara que las películas fomentaban un comportamiento criminal.

Estas son algunas de las prohibiciones de Hays: ridiculizar al clero, vanagloriar al villano, y nada de sexo ni destape. Entre los andarse con cuidado, incendios causados por pirómanos, motines, seducción o besos lujuriosos formaban parte del código Hays.

Wm. H. Hayes [i.e. Hays] - Fairbanks [MGA?]

Destacar que el Código era voluntario para las productoras, pero no así para los directores de cine, que tenían que atenerse a las reglas si querían ver sus películas en los cines de barrio. Howard Hughes experimentó en sus carnes la censura. El escote de Jane Russell en el western Forajido fue el culpable y la película tuvo que esperar varios años para volver a verse, brevemente, en las pantallas.

No fue hasta 1946 cuando estas medidas comenzaron a anquilosarse. La entrada de la televisión en los hogares estadounidenses y la competencia de las películas europeas, menos apegadas a este tipo de demandas, impulsaron el abandono del Código. Fue en 1968 cuando finalmente se adopta otro para evaluar el contenido de una película y que es el que aún rige en Estados Unidos. G, para todos los públicos, PG, a criterio de padres o tutores, PG-13, para mayores de 13 años, R, los menores de 17 deben estar acompañados por un adulto.

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