Paseando por las calles de Munhall, aquí, en Pensilvania, reparé en unas cajas a la puerta de una casa. Una de ellas llevaba un nombre un tanto llamativo para estos tiempos covídicos rotulado en el exterior. Covidien. En cuanto regresé a casa y agoté unos cuantos vasos de agua fresca, a googlearlo. Se trata de una empresa fundada en el 2007 que fue adquirida por Medtronic en el 2017. El brasileño José E. Almeida la preside desde el 2012.
Aunque Covidien se forma en el 2007, la empresa surge a partir de una idea de Henry P. Kendall, industrial que posee una fábrica textil en Walpole, Massachusetts. La fábrica comienza su andadura en 1903, pero no con este nombre. Por aquel entonces se dedicaba a la producción de algodón y forros para alfombras. Años después, la empresa se fusiona con otras especializadas en el suministro, sorpresa, de productos médicos.
Con esta fusión, las empresas pasan a llamarse Kendall Company, un conglomerado dedicado a la elaboración de productos higiénicos y sanitarios, antes de adquirir el nombre de Covidien. En 1994, Kendall se convierte en uno de los proveedores más importantes del mercado estadounidense en lo que al material sanitario se refiere. Tyco Healthcare (Tyco, cuidado de la salud) ese mismo año adquiere Kendall. Y en el 2000, Tyco Healthcare añade a su lista una nueva línea de productos: sistemas de monitorización de constantes vitales y ... respiradores. Sí. He dicho respiradores. Y la guinda, su lema. También rotulado en negro, a poca distancia del nombre de la empresa, Covidien nos promete positive results for life, (resultados positivos de por vida...).
Esperemos que esos otros resultados positivos en los que enseguida hemos caído, desaparezcan pronto.
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