miércoles, 19 de agosto de 2020

Librobuzón, ya.

Foto de Peggy Greb. Cortesía de USDA ARS.
Hace tiempo que quería colgar una entrada en el blog para hablar de los contenedores que se utilizan en Estados Unidos para devolver libros y, el coronavirus y una noticia en el Diario de Ibizame lo han recordado.

Años atrás le pregunté a una de las bibliotecarias de Fuenlabrada si existían contenedores para devolver el material prestado. La respuesta fue negativa. Ahora, el coronavirus parece que está llevando a España a adoptar este método.

En Estados Unidos, no sé cómo funcionará en otros países, este tipo de devolución es muy común. Y tiene su lógica. Si uno no puede presenciarse durante el horario de apertura al público, siempre puede devolver el material en mitad de la madrugada.

En estos buzones que se ven por Estados Unidos, a veces se pueden ver dos lengüetas, una para libros y otra para material audiovisual, de este modo le ahorramos al bibliotecario tiempo en la clasificación. Aquí dejo una muestra de un contenedor con dos departamentos. También los hay simples, es decir, buzón único sin separador. Y también tenemos la lengüeta incrustada en un ladrillo del edificio. Una pequeña rampa por la que brevemente se desliza el material prestado termina en una cesta en la que esperará hasta su clasificación o, en estos meses, al centrifugado y clasificación.

De momento, no he podido dar con el inventor de este tipo de contenedor, pero el de la basura, ese que tiene ruedas, fue patentado en los años 30 por el político demócrata y empresario George Dempster, natural de Tennessee, aunque por lo visto los contenedores ya existían en tiempos prehistóricos, aunque áun no eran de plástico, claro.

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