Aunque a Ronald Reagan le costó aprobar la ley, desde noviembre de 1983 Martin Luther King Jr. cuenta con su día nacional. Todos los años, siempre es el tercer lunes de enero, se conmemora su nacimiento.
Eso sí, a Nuevo Hampshire, territorio de libertarios, tardó dieciséis años en aceptar la ley, mientras que en los estados sureños de Alabama, Arkansas y Misisipi, Luther King tiene que conformarse con repartirse el día con Robert E. Lee, el famoso general de la Confederación durante la guerra de Secesión. Qué mala pata.
Las obras y la importancia de Luther King son de sobra conocidas. Hombre enigmático, inteligente, orador imbatible. En casi todas las ciudades que he estado suele haber una calle o bulevar que lleva su nombre. Quizás sea esta la manera más fácil y menos comprometedora de la que echan mano las autoridades para dignificar la memoria de alguien.
Los tres males de la sociedad que señaló Luther King: racismo, explotación económica y militarismo, ¿se enterrarán bajo la nueva era trumpiana o seguirán rozando el alma americana?
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