miércoles, 21 de junio de 2017

El primer Pulitzer

La semana pasada mencionamos que Tracy K. Smith se había hecho este año con el título de Poeta Laureada, sucediendo a Juan Felipe Herrera, el primer poeta latino laureado. Desde 1937 y por iniciativa del filántropo Archer M. Huntington, a él también se debe la creación de la Hispanic Society (Sociedad Hispánica), la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos viene entregando dicho galardón. Por cierto que, casi todos los estados, con la excepción de Massachusetts y Nuevo México, también tienen su Poeta Laureado.

También hace unos días que acaba de salir A Surprised Queenhood  In The New Black Sun: The Life & Legacy Of Gwendolyn Brooks, una biografía escrita por Angela Jackson sobre la poeta, también laureada, y primera mujer de color elegida por la Biblioteca del Congreso como asesora, Gwendolyn Brooks. Y como nuestra querida Gloria Fuertes, cien años hubiera cumplido. Como Gloria venía de familia humilde, y como Gloria, Gwendolyn cantaba a la gente corriente. Y, aunque su poesía no iba especialmente dirigida a un público juvenil, sí que se ocupó, y mucho, de fomentarla en las escuelas con charlas y lecturas de su obra que iba dando por todo el país.

Nacida en Topeka, Kansas, aunque criada en un barrio de Chicago, en Gwendolyn la crítica social y los asuntos raciales supuran. Y no solo se queja de los prejuicios de los blancos, sino que también torpedea a los de la comunidad afroamericana, al constatar en carne propia su preferencia por los miembros de tonalidad más clara. Su poemario Annie Allen la convirtió 1950 en la primera persona afroamericana que recibió el Pulitzer.

Aquí la dejo con uno de sus poemas más celebrados. We real cool (Nosotros, tan chulos). Curiosidad: Como no podía ser menos, este poema fue prohibido en algunos centros por usar la palabra jazz. Por lo visto algunos decidieron que a la palabrita se le veía el plumero y era demasiado sexual.



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