miércoles, 21 de noviembre de 2018

Estar con el pavo subido

[Cooks with food (turkey, pies, and apples) on platters], 12/27/22
Nuevo año pavo nuevo. O tal vez un turducken. Un tres en uno de pavo, pato y pollo o gallina, dos haciendo de relleno y el más grande de envoltorio. Los que tiran de pavo suelen comprarlo fresco, aunque la libra del congelado salga bastante más barata. El fresco sale a 1.12 dólares, mientras que el congelado está a ochenta y un centavos. Los Walmarts y similares ahora mismo deben de estar frotándose las patas con los márgenes de beneficio saliéndoseles del cuadro.

Es en el sur, sobre todo en la zona de Florida, donde las tienda se lo tendrán que currar más para poner al pavo en la cinta que los empuje hasta la cajera. Quizás una mayor competitividad y disponibilidad del producto les complique la movilidad del pájaro.

Y ni que decir tiene que en cuanto pase la Acción de Gracias, los precios del pavo, por los suelos. Pero mientras tanto, hay que bajarlo. Nada mejor para hacerle sitio que pegarse una carrerita de 5 km a las siete y media de la mañana. Una tradición que ya lleva más de un siglo y que comenzara en Búfalo, Nueva York, donde, por cierto, hace un frío que pela. En Plymouth seguro que alguno de los descendientes de los primeros peregrinos estará bajando grasas. En otros lugares, como en Cuesta, Tejas, los que correrán son los pavos. Los de verdad.

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