![[Santa Claus on stage pulling back curtain containing illustrations of various fairy tales]](https://cdn.loc.gov/service/pnp/cph/3b30000/3b32000/3b32000/3b32039r.jpg)
Pero Santa Claus, que es hombre de muchos recursos y excelente conocedor del pueblo estadounidense, (no es por casualidad que fuera en estas tierras donde se hiciera el atuendo afelpado y rojo por el que lo conocemos hoy y cuya factura se debe al caricaturista Thomas Nast, aunque la distribución y colocación de esta imagen viniera años después, gracias a la inestimable colaboración de Coca-Cola en 1931), se ha abierto paso en otros medios. Los centros comerciales se le han quedado pequeños y ha decidido que, lo mejor, dado este rechazo de los padres al Santa comercial, era subirse a lomos de un camión de bomberos. Con este método todos ganan. Los más beneficiados los niños, claro. El elfo que acompaña a Santa, se han reducido costos, además de hacer entrega del regalo, también se hará la foto pertinente con el pequeño. Santa Claus, por su parte, que ya está entradito en años, solo tendrá que sacudir la mano a manera papal. Nada de ciervos, por supuesto, que son unos sucios de cuidado. Además. Por si fuera poco, a veces Santa deja que una ambulancia le abra paso, por si acaso se diera un mareo de alegría o de hipotermia.
No he sido capaz de descubrir el momento en el que Santa Claus se dio cuenta de este filón, pero parece ser que fue en los años 70 del siglo XX. En mi caso, descubrí esta nueva tendencia en Nueva Jersey, cuando Santa les traía regalos a mis sobrinos a finales de los 90.
Aquí, un viaje de Santa en camión de incendios.
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