Mientras espera a recibir el material y, para curarse en salud, el hospital afectado siempre puede hacer firmar al personal un papelito eximiéndolo de cualquier responsabilidad y listos. Por ejemplo, si un doctor contrajera el COVID-19 por no llevar mascarilla, la culpa sería suya y nada más que suya. Supongo que traerse mascarillas de casa y un equipo completo a cambiar con cada paciente no hay bolsillo que lo aguante, de ahí que, a veces, más de uno se haya visto obligado a reciclarlo.
Cortesía de USDA ARS. |
Unos cuantos corazones han notado esa carestía y, para aliviar la carga, han enviado sus donaciones de material. Sin embargo, algunos hospitales, más escrupulosos con sus obligaciones contractuales que con otras, sacrificables, han preferido decir no al donativo, no sea que, cuando las aguas vuelvan a su cauce, el proveedor les meta un puro de cuidado.
En época de necesidad sanitaria como la que estamos viviendo, sí se juega con la salud.
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