
Pero por lo general, está demostrado que una exposición elevada y frecuente a pesticidas artificiales puede tener efectos adversos en el cerebro y resultar en enfermedades como el cáncer, el Parkinson o el Alzheimer, de la misma manera que también se ha atestiguado que los productos orgánicos son más saludables que los rociados con pesticidas artificiales.
En este caso, los pesticidas artificiales, por mucho que salgan de la mano del hombre, siguen siendo artificiales y como se ve, dañinos. Por muy naturales que sean estos pesticidas artificiales, ya que se crean en la naturaleza y en la nuestra, no son igual que los naturales, por mucho que le pese a Savater.
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