
Por su parte, Trump, según él aconsejado por amigos afroamericanos, ha pasado el Juneteenth que iba a celebrar en Tulsa, al día 20, a celebrar también en Tulsa. No queda muy claro por qué Trump ha elegido Tulsa, feudo republicano, para celebrar el fin de la esclavitud. Las malas lenguas dicen que su elección es un corte de manga a la población de color, y que no viene a apaciguar, sino a celebrar los disturbios raciales que tuvieron lugar en 1921, que dieron con la destrucción, entre otras, de la llamada Wall Street negra, la comunidad afroamericana más próspera del momento en Estados Unidos.
El discurso que dará el presidente, por lo visto es obra del ultraconservador Stephen Miller, su asesor político.
¿Buena idea, señor presidente?
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