https://www.nosrwebs.com/codes/how-to-add-social-share-buttons-on-a-blogger-website/ American X-Ray: El viento, ¿se lo llevó?

martes, 30 de junio de 2020

El viento, ¿se lo llevó?

Pues otra de efemérides. Esta vez nos vamos a la publicación de un libro que, últimamente, ha estado dando de que hablar por sus prejuicios raciales. Se trata del best-seller, un millón de copias en seis meses, Lo que el viento se llevó, de la reportera y escritora Margaret Mitchell, que, tal día como hoy, un 30 de junio de 1936, vio la luz. La obra le dejaría un Pulitzer en 1937 y una película que saldría dos años después del galardón.

Mitchell, que en 1926 tuvo que dejar su trabajo en el Atlanta Journal para recuperarse de una rotura de tobillo que derivaría en artritis, se pasó la convalecencia rodeada de libros que le traía su esposo de la biblioteca, leyendo los artículos que su padre y su hermano publicaron en la revista de la Sociedad Histórica de Atlanta, revisitando la correspondencia de sus abuelos y recordando conversaciones de los veteranos confederados que oyó de niña. Terminó la novela en 1929, aunque hasta 1935 estuvo haciendo cambios.

Mitchell era de los escritores que componían la obra por el final. De hecho, siempre supo que a Rhett (nombre que en inglés evoca la palabra red, en español rojo), le importaba un comino lo que Scarlett hiciera. Los capítulos entre medias los retenía en su cabeza y luego los escupía en su máquina de escribir Remington, un regalo de su segundo marido, John Robert Marsh. Cuando terminaba de mecanografiar, archivaba lo que había escrito ese día en una carpetilla de cartulina, de esas color crema. Una carpeta para cada capítulo. Mitchell no seguía un orden, sino que atacaba la escritura del libro por la sección que se le antojara.

Mitchell, que llevaba el libro muy en secreto, se lo entregó, aún sin terminar, a Harold Latham, un editor de MacMillan para que le diera su veredicto. Evidentemente a Latham le gustó, aunque puso la condición de que el nombre de la heroína, que por entonces se llamaba Pansy, se cambiara. Probablemente porque Pansy le pareciera infantil y dotado de poca fuerza. Mitchell atinó con Scarlet, el color escarlata, palabra que, sin duda denota más garra. Su sonido casi que evoca la palabra harlot, en español ramera. Y ni que decir tiene que en el Apocalipsis, ya contamos con información sobre la gran ramera que, como no podía ser de otro modo, iba vestida de púrpura y escarlata.

Influencias más recientes en la elección del nombre de la heroína quizás fueran la novela histórica la Pimpinela Escarlata, de la baronesa Orczy, o, tal vez, la Letra escarlata, de Hawthorne. En un principio el nombre de la joven protagonista solo llevaba una t y Mitchell tuvo que pagar 50 céntimos a la hora a una mecanógrafa para que le corrrigiera los errores. Por lo visto Mitchell descubrió que Scarlet era un apellido de origen irlandés y quería convertirlo en nombre de pila, de ahí que añadiera otra t

En cuanto al título del libro, Mitchell lo tomó de un verso del poema Non sum qualis eram bonae sub regno Cynarae (No soy el que solía bajo el imperio de la hermosa Cínara) del infortunado escritor victoriano Ernest Dowson, título que este sacó a su vez de las Odas de Horacio, (Libro 4). Dowson es autor también de otro verso igualmente famoso, the days of wine and roses, Días de vino y rosas, perteneciente al poema Vitae summa brevis spem nos vetat incohare longam, Nuestra breve vida nos impide tener grandes esperanzas, título también sacado de las Odas de Horacio, en esta ocasión del Libro 1. Dowson, además de apreciar a Horacio, también reverenciaba a Poe, en especial este verso tan sonoro y perfumado: "The viol, the violet and the vine". ("La viola, la violeta y el vino") del poema La ciudad en el mar.

Rebel fortifications, Atlanta, Ga.


De momento, el viento no se ha podido llevar ni de las estanterías ni de las pantallas la obra de Mitchell. Quizás el pobre reconocimiento que se hiciera en su día a la extraordinaria Hattie McDaniel, primera mujer de color que se llevó un Óscar y que, por cierto, también participó en Song of the South, Canción del surla adaptación cinematográfica que hiciera Walt Disney en 1946 de las historias de Uncle Remushaya tenido algo que ver con que el viento, de momento, no se lo lleve.

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