Pues es probable que el presidente vaya a tener razón. Que votar por correo no sea una gran idea, sobre todo después de que se haya pillado in fraganti a varios trabajadores de correos tirando votos a la basura. El día 7 de octubre fue en Nueva Jersey, feudo demócrata, donde 99 votos aparecieron en la papelera. Hace unos días, en Kentucky, que no es demócrata pero que, casualidad, vio unas cien papeletas de votantes demócratas también en la papelera.
Y, para facilitarle al ciudadano la papeleta, estados como Florida, Luisiana o Pensilvania han tenido sus respectivas webs con caída de tensión, ya que no dan abasto con tanto tráfico y el personal no puede registrarse para votar. En Virginia, alguien se marcó la gracieta de cortar un cable, con lo que el apagón obligó a que un juez federal tuviera que añadir un par de días al plazo de inscripción. Florida también ha dado un día más. Mientras que en Pensilvania, aunque la web estuvo unas cuantas horas no operativa, la fecha no se ha cambiado. Mañana, lunes, es el último día para registrarse.
Y parece que vamos a tener récord de participación. A 11 de octubre, se han recibido 9,3 millones de votos. Por estas mismas fechas, pero de hace cuatro años, en octubre del 2016, no se había llegado al millón y medio de papeletas.
Y, por lo que parece, la covid-19 no pinta muy bien para el presidente, que, probablemente, impugnará el resultado ante el Supremo. Y así nos plantaremos por lo menos hasta febrero, con alguna que otra sorpresa más que el Senado logre colar. El presidente ha manifestado que, en caso de perder las elecciones, contempla la posibilidad de abandonar el país.
Me parece que sí, que el presidente va a llevar razón...
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