lunes, 2 de mayo de 2022

Armas fantasmas.

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Hace unas semanas la Administración Biden anunciaba que el Departamento de Justicia endurecía la normativa para adquirir los kits 3D para montarse en casa, en menos que canta un gallo, un arma de fuego. El endurecimiento consiste en incluir un número de serie, más que nada para poder rastrearla, y en hacer una comprobación de los antecedentes penales y mentales del adquisidor. 

Y ya tenemos el lío armado con los defensores de la Segunda Enmienda, que prefieren poner en peligro la vida de los otros, antes que atenerse a unas reglas que, potencialmente, también pudieran servir para salvar las suyas o la de sus seres queridos. Pero, desgraciadamente, somos así, y muchas veces solo nos asomamos a un cambio de parecer cuando ya no se puede hacer nada. 

Para muchos devotos de la Segunda Enmienda, la comprobación delictiva del que se agencia el arma, sobra. Si el comprador tiene cierta inestabilidad mental, pues tampoco pasa nada. Con volver la cabeza... Y si lo que se quiere es hacer un regalito al pequeño de la casa, por lo bien que se porta, pues con decir que el juguete es para papá, ya vamos apañados. 

Los defensores de la Segunda, y eso que estas "armas fantasmas" este año ya se han puesto en funcionamiento en escuelas, amenazan con llevar esta decisión a los tribunales, argumentando, entre otras cosillas, que los propietarios de armas son gente responsable. Quizás sea así, pero, como hemos visto, a veces caen en manos de aquellos que no lo son.  

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