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Y mientras tenemos al vicegobernador de Pensilvania, John Fetterman, desde ayer candidato de los demócratas para ir al Senado y, con el tiempo, seguramente también candidato para sustituir a Biden, recuperándose unos días de una intervención de corazón en el hospital de Lancaster, tenemos al doctor Mehmet Oz, especialista en cardiología y delfín de Trump, a escasísimima distancia de su perseguidor, David McCormick. Tanto es así, que vamos a tener recuento en estas primarias republicanas.
Trump, que no se ha tomado muy bien que su favorito no haya ganado por goleada, no hace más que chincharlo para que declare su victoria. De este modo, según el expresidente, evitaría que, accidentalmente, se encontraran los 3000 votos que le faltan a su perseguidor.
El doctor Oz nació en Cleveland y es de origen turco. Tuvo un show televisivo de contenido homeopático, The Dr. Oz Show, gracias a Ophra, y que ahora lleva la hija del especialista pero con otro nombre. Al doctor también es difícil echarle un galgo. Vive en Nueva Jersey y tiene mansión en Florida, aunque recientemente se mudó con los suegros, que viven en Pensilvania, para poder convertirse en candidato al Senado por este estado. Entre los republicanos, parece que el doctor Oz no gusta mucho. No es por sus señas domiciliarias y mucho menos por Trump. ¿El motivo? Dicen algunos, entre ellos McCormick, que al doctor le cuesta mantener las ideas fijas, achacándole que, hasta hacía poco tiempo, había sido oveja descarriada y que no estaba en el redil de la ortodoxia republicana en las cuestiones refrentes al aborto, el fracking y los derechos de las personas trans.
Vamos, que de ganar el doctor, Trump les ha colocado a los republicanos un demócrata.
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