En España tiramos de refranero para descalificar una localidad. En Badajoz andan los cornudos de dos en dos, el arriero de Fuenlabrada que vendió trigo para comprar cebada o el famoso Albacete, míralo y vete, son algunos de esos ejemplos. Pero en Estados Unidos parece que todo se vuelve más pegadizo si es con música, preferiblemente pop o rap.
Todos los estados cuentan con un apodo que busca engrandecerlos. A Ohio, por ejemplo, se lo conoce como The Buckeye State, el buckeye es una especie de bellota, y a New Jersey, el estado en el que resido, se lo llama The Garden State (el Estado Ajardinado). También existe el apodo extraoficial, el que, cuando se menciona, todo el mundo es capaz de asociarlo al estado al que pertenece. Así, si se dice The Orange State, (el Estado de la Naranja) el receptor automáticamente asume que se está hablando de Florida, o si se dice The Cyclone State (el Estado de los Ciclones), se tiende a pensar en Kansas.
Y luego están los otros, los que otros estados utilizan para ensalzar el suyo a costa de los demás. Los habitantes de Massachusetts se difuminan bajo Massholes, una combinación del nombre del estado con la palabra gilipollas. Maniacs, fácilmente reconocibles los habitantes de Maine, o cheeseheads (cabezas de queso) para referirse a Wisconsin. Pero, sin lugar a dudas, destaca sobre los demás el inmenso The Armpit of the States, (el Sobaco de los Estados Unidos), un desprecio superlativo que condensa la repugnante naturaleza, por lo que se ve a nivel nacional, del estado afectado, y que, probablemente sea debido a su gran cantidad de fábricas. El genio de esta memorable frase solo puede atribuírsele a The Empire State, Nueva York, para referirse a su eterno rival, el Estado Ajardinado.
Es obvio que, si hay algo que estas rivalidades traen, son grandes dosis de ingenio, ¿no están de acuerdo?
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