lunes, 21 de mayo de 2018

Un Brillo por un Chadman

A por la venta de varias pinturas del museo, a por esas iba la alcaldía de Detroit en su afán por quitarse de encima unas cuantas deudas pero el fiscal general de Michigan no lo permitió, ya que las obras de arte son un fondo público y no se pueden tocar. Otra cosa es que sean copias o falsificaciones. Entonces la venta estaría justificada.

El Museo de Baltimore también ha decidido deshacerse de unos cuantos Warhols, Klines y Rauschenbergs, pero su caso es diferente. No es la urgencia de escapar de la bancarrota lo que lo consume, sino el deseo de presentar un arte desconocido, en especial el producido por mujeres y personas de color, sobre todo de la década de los 40. 


El pintor Aaron Douglas
Con un 63, 7 % de población afroamericana que colocan a Baltimore en el quinto puesto de las ciudades con mayor número de personas de color en Estados Unidos, Christopher Bedford, director del museo, ha tratado de impulsar y de dar un mejor servicio a esta comunidad, dominante en cifras pero con escasa representación en el mundo de las artes.

Algunos pondrán el grito en el cielo, pero quién dice o, mejor aún, nos puede hacer creer que las cajitas Brillo son mejores que Shade Chadman. Algún marchante de arte. Por descontado. 

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