domingo, 19 de agosto de 2018

Si yo fuera marciano

Con la nueva formación de la armada espacial, Roswell no va a dar abasto para hacer desaparecer tanto alienígena. Roswell está en Nuevo México. Gracias al avistamiento de material no identificado en su rancho un 14 de junio de 1947, Mac Brazel y su hijo Vernon consiguieron expandir una histeria que llevaba pelín congelada desde la invasión marciana de Orson Welles en 1938.

Seguramente el pueblo y el museo alienígena que adorna Roswell recobrarán vidilla, sobre todo marciana. Aunque, no nos vayamos a creer, luego se les quita. Por lo visto así se las gastan en Nuevo México. Con una autopsia y en caliente. Si yo fuera marciano, lo primero que hacía era quitarme de la ruta Tierra-Marte, buscarme otro planeta, no fuera que los humanos me quitaran un ojo. O algo peor: que les diera por arrancármelo.

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