Y ya estamos con los ojos puestos en Nevada con otro empujón primario de los demócratas el 22 de febrero. Y esperemos que no volvamos a tener problemitas tipo Iowa, porque el recuento de votos puede volver a ser espinoso ya que, como allí, también se va a incluir, por primera vez, una primera ronda de votos individuales, una segunda que permita un nuevo conteo con los votos que los candidatos que han obtenido el menor porcentaje de votos (normalmente se establece en un 15%) han donado a otro candidato de su elección. Finalmente la tercera lista da el vencedor con los delegados obtenidos.
Los de Nevada, para evitarse el apretujón del día 22, han sido un poco más avispados y han permitido el voto anticipado que será del 15 al 18 de febrero. Y también, como suponíamos, han dicho que no van a contar con Shadow Inc., la infame aplicación que se utilizó en Iowa, aunque, de momento, los demócratas parece que no tienen un plan B para sustituirla, con lo que, peligro, nos plantamos con un échale mano a lo que puedas y nuevo desastre que desencajará de risa las mandíbulas republicanas y razón no les faltará.
En caso de que haya empate, como no iba a ser menos, en tierra de juegos, lo echarán a las cartas. Y tiene su método. Se barajan siete veces, tiene que hacerlo el presidente de la mesa, no sé si por alguna superstición. Después, los grupos que apoyan a su candidato, sacarán una carta (solo se permite una carta por candidato). Gana el grupo que haya sacado para su candidato picas. Le siguen los corazones, diamantes y tréboles. Los ases son los que más valen y los comodines se sacan de la baraja.
Para los amantes de los datos: en el 2016 Sanders obtuvo 15 delegados, un 47, 29% de los votos, frente a los 20 delegados de Clinton. Veremos si es capaz de superarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario