miércoles, 22 de abril de 2020

Interferencias electorales.

Mientras en España nos ocupamos de las declaraciones que hiciera el jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil sobre los bulos, en Estados Unidos también está cayendo lo suyo. Sin ir más lejos, la semana pasada el presidente mandó un correo electrónico masivo a miles de votantes registrados en su partido.

Pedía dinero. La despedida la cerraba con una acusación: "las elecciones del 2020 no son de fiar". Y lo mismo tiene razón. ¿Acaso no hubo injerencia rusa en el 2016, por cierto confirmada por un informe republicano del Senado?

Officer Snodgrass of the White House police force with the latest addition to the Hoover pets - a possum [sic] which recently strayed into the White House grounds
Pero Trump no se refería a Rusia, sino a los demócratas que, según él, "están tratando de robarle las elecciones... porque saben que en las urnas no pueden con él". Para conseguir su propósito, estos malhechores se valen, efectivamente, del fraude y la confabulación. Quizás deberíamos decir confabuloción.

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