Supongo que, el tener entre las manos, veintiséis acusaciones de toqueteos no deseados, da mucho más caché para unas presidenciales. Supongo que, con esta declaración, habrá agarrado un buen número de votos, especialmente el de los jóvenes blancos, que, cuando crezcan, querrán ser como él.
Aprovecho para romper una lanza en favor del presidente porque, desde luego, cortesía no le falta. Sin ir más lejos, ayer, en un mitin en Carolina del Norte, preguntó a las asistentes si contaban con el beneplácito de sus esposos para estar allí, al pie del cañón, apoyándolo. La respuesta, imaginaria o no, dio en ser afirmativa. Contaban con su consentimiento. Qué buenos maridos tenéis, les anunció.
No todo iba a ser charleta, de esas que a veces se oyen en los vestuarios de los gimnasios...
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