miércoles, 10 de agosto de 2016

¿Quién es el nuevo?

No sé si Donald Trump lo había visto venir, pero ya está aquí. Una candidatura independiente de la derecha. Incapaces de aguantar por más tiempo su volatilidad, fácilmente inflamable, la derecha se ha lanzado a la piscina con Evan McMullin. El candidato es muy joven, de hecho, si saliera, sería el presidente más joven en la historia de Estados Unidos. Nacido en Provo, Utah, en el seno de una familia acomodada, estudió Derecho y Diplomacia en Brigham Young University, universidad que pertenece a la iglesia mormona, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Además de la carrera de Derecho y Diplomacia, McMullin posee un máster en Administración de Empresas por la prestigiosa Wharton School. Fue misionero mormón en Brasil y voluntario en Jordania a través de las Naciones Unidas. A nivel profesional, McMullin cuenta con amplia experiencia en política exterior, trabajó para la CIA, y se le considera un experto en Siria. McMullin tampoco es un novato en las campañas electorales. En las elecciones del 2012 trabajó para Mitt Romney. Romney, aunque no nació en Utah, también comparte alma mater e iglesia con el actual candidato.

En su breve campaña McMullin ha calificado a Trump de "inhumano" y "fraude", arremetiendo de paso contra el candidato libertario Gary Johnson, al que ha acusado de "no comprender lo que es la libertad de credo" además de tener una adicción a algún tipo de sustancia. La respuesta de Trump fue intentar desanimar al candidato colgando el tuit "pérdida de dinero y tiempo".

McMullin admite que su objetivo es el electorado de centro derecha, al que, seguramente, considere más receptivo a su mensaje, y, por qué no admitirlo, quizás más erudito y templado. No cabe duda de que Trump ha debido ver una amenaza en la mesura y preparación del contrincante. A día de hoy, las encuestas señalan que un 44% de los votantes republicanos registrados quieren que Trump abandone la carrera a la Casa Blanca. O lo que es lo mismo, 1 de cada 5 quiere que se vaya. De hecho, numerosas personalidades de la esfera republicana han anunciado que votarán a Clinton y la lista no deja de crecer. Es ahí, sin duda, donde McMullin intentará la conquista: entre los que reconocen que Trump es incapaz de mantener una América unida.

Los mayores problemas a los que McMullin se enfrenta, curiosamente, los tiene en casa. Para empezar está soltero y un presidente que no sea capaz o no tenga intención de llenar la Casa Blanca de ruidos infantiles y, si puede ser con mascota, se mira con pena y hasta repulsión. Igualmente cumple el criterio de religiosidad. Sin embargo, a algunos miembros de la población parece que la palabra mormón aún les chirría. Incluso los hay que no consideran el mormonismo una fe cristiana. La asociación con la poligamia, práctica que la Iglesia mormona ha rechazado, es su perenne sombra. En algunos foros ya he visto la pregunta perversa, la obvia. ¿Cuántas primeras damas habrá? De momento, ninguna.

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