lunes, 5 de septiembre de 2016

Las luces de Edison

El pasado 25 de agosto el Servicio de Parques Nacionales cumplió cien años, y, como regalo, estableció unos días de visita gratuita. La imagen que le viene a uno a la cabeza cuando piensa en un parque nacional, al menos era la que me venía a mí, es la del Oso Yogui robando cestas de comida en el imponente Yellowstone, y casi que es cierta, a los osos les da por eso. Las excepciones lógicamente se dan, y, como era de esperar, es en la costa este donde las "maravillas geológicas" no son tan abundantes y predominan otras de carácter histórico e industrial. En Nuevo Jersey, el estado en el que me encuentro, la casa y el laboratorio de Thomas Alva Edison también es parte de la red de parques nacionales.

Where modern America was invented (Donde la América moderna se inventó) es la frase elegida para describir esta "maravilla". El que más o el que menos sabe que hace unos 130 años Edison comercializó la bombilla, y que de él también es el fonógrafo, aunque su experimentadora mano se atrevía con todo. En el cine hizo sus pinitos con su Teatro Kinetográfico o María Negra, como él lo denominaba, el primer estudio de cine que, además, era giratorio. En el terreno de la experimentación a él se debe la puesta en marcha del primer laboratorio moderno dedicado a la investigación cuyo continente y contenido es de la época. En este laboratorio Edison creó durante la Primera Guerra Mundial, obviamente para evitar la dependencia alemana, la primera bola de caucho sintético a partir de caléndulas.  

Edison, que, a pesar de sus limitaciones físicas, padecía de una fuerte sordera desde niño, y educativas, apenas fue al colegio un par de años obligando a sus padres a la instrucción en casa, nunca pudo aplacar el sentido de curiosidad que le suscitaban las cosas. Además también era un trabajador incansable, siendo la holgazanería una cualidad que le repugnaba. Una de sus citas favoritas procede del pintor inglés Sir Joshua Reynolds, en la que se anota la tendencia natural del hombre para evitar el trabajo de pensar. 

Se le reconocen miles de patentes, aunque no todas son suyas, ya que, en ocasiones, se veía obligado a comprarlas si quería implementar alguno de sus inventos. Pero no todo era trabajo. Edison, al igual que su esposa Mina, disfrutaba mucho en la naturaleza, a la que seguramente, veía como el inagotable foco para su creatividad, aunque, eso sí, parece que no desdeñaba la caza y tampoco le temblaba el pulso a la hora de descargar 6600 voltios a un elefante, si con ello lograba demostrar sus descubrimientos. Con sus celebérrimos amigos, Henry Ford, (trabajó para él durante un tiempo como ingeniero), Harvey Firestone y el naturalista John Burroughs también compartía el gusto por la acampada. Tanto es así que, durante diez años, entre 1914 y 1924, este grupito al que le gustaba llamarse los "Vagabundos" se echaron a la carretera a bordo de uno de los famosos modelos T de Ford. De Pensilvania a Tennessee eran capaces de autoabastecerse. Si el motor dejaba de funcionar, ahí estaba Ford para arreglarlo. Si se pinchaba la rueda, saltaba Firestone. Si el camping estaba en tinieblas, Edison traía la luz, mientras que Burroughs compartía sus conocimientos de Botánica.

Pero había truco. Puede que, de vez en cuando, echaran una cabezadita bajo las estrellas, aunque, en caso de que les entrara frío, tenían un séquito, aproximadamente unos 50 vehículos, cargado de personal para atender cualquier necesidad u ocurrencia que les surgiera. Incluso contaban con un coche cocina. Ni que decir tiene que con esta aventura los "Vagabundos" alcanzaron una gran popularidad. El equipo de rodaje de la Ford Motor Company, miembro del convoy, se encargaba de la difusión de sus peripecias.

Uno de los compañeros de viaje a los que se echa de menos es a Nikola Tesla, el padre de la tecnología moderna. Al igual que Ford, también trabajó para Edison. Parece ser que Edison le prometió a Tesla 50000 mil dólares si conseguía arreglar un problema con unos motores, promesa que Edison despachó sin el pago una vez solventado, diciéndole que "no entendía el humor americano". Desgraciadamente, Edison estaba en lo cierto, pues Tesla tuvo que lidiar con este tipo de humor durante toda su vida, burlas que, me parece, siguen estando muy pero que muy vivas, ¿no les parece?

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