A partir del otoño las tiendas de Boston cascarán cinco centavos por bolsa de plástico o de papel que tengan que darle al cliente para que se lleve los tomates a casa. La decisión supone un granito de arena para contrarrestar la marea de plástico en la que nos estamos hundiendo. Poca cosa, por lo visto la Islita Basura es dos veces el tamaño de Texas y en las costas de Hawái es donde más se deja notar su idílica presencia.
Como de momento no se han descubierto métodos para reciclar todos los plásticos y tirar de incineración no es que sea de lo más ecológico y saludable, Boston ha optado por aplicar las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Y si los más desfavorecidos no pueden adquirir bolsas, a estas bolsas de población habrá que asistirlas facilitándoles cajas de cartón, bolsas gratuitas u otras alternativas en las que espero que el ayuntamiento de Boston ya esté trabajando.
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