domingo, 30 de junio de 2019

¿Qué les falta a los demócratas?

Mira que me gustaría el tándem Warren/Harris, pero me parece que la niña que iba en uno de esos autobuses escolares se ha cargado un filón de votantes. Las camisetas con su foto (a casi 30 dólares la pieza) tampoco es que ayuden mucho. Oportunismo, lo llamarían algunos. Seguro que tampoco faltarán los que piensen que la respuesta ya la tenía en el bolsillo, lista para el debate. Y los economistas de rigor: Va a por los dineros, aprovechando que el asunto aún está tierno. 

Defender la participación de Biden en un programa federal de los años 70 que apoyaba el segregacionismo no resulta nada fácil, aunque se mitiga si a uno le da por pensar que, con su decisión, tal vez salvara la vida de muchos niños. Harris también cae en el error de asumir que los padres y tutores de los menores de color elegirían que sus hijos y pupilos compartieran autobuses con estudiantes de otras razas y etnias. En Berkeley, una burbuja liberal de altísimo poder adquisitivo, probablemente Harris nunca tuvo problemas ni en el autobús ni en la escuela. Además, el hecho de que la crítica con la que buscaba degollar a Biden proceda de una niña de familia bien, puede restarle credibilidad. 

How the peace congress receives its first practical suggestion

Biden no es que me haga mucho tilín, pero el huracán Harris con esto tal vez le haya hecho un favor: al votante demócrata medio, finolis, comedido, no le gustan los impulsivos. Casi que busca oradores en el sentido clásico, los voceras y los ordinarios le chirrían. Pensará que, para lo otro, le sobra y le basta con las acrobacias trumpianas.

De momento, me parece que ningún candidato responde a ese temperamento. Tal vez les falte aplomo, esa gravitas romana que Obama y Clinton supuraban. Hasta ahora, ninguno ha demostrado tener el tipo de carácter necesario para enfrentarse a Trump, porque Trump es fuego, ira, y para apagarlo, precisamente se requiere lo contrario, agua, alguien que no se pierda de vista ni un segundo, que sepa mantenerse a raya y no entre a saco. El demócrata que lo logre, tendrá más posibilidades de llevarse el gato al agua.

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