martes, 4 de julio de 2017

1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo y .. 4 de Julio

He estado paseándome por el calendario estadounidense, y como me temía, efectivamente julio, además de ser el Mes Nacional de las judías cocidas, las artes culinarias, las barbacoas, los helados, los rábanos y los picnics, también lo es, como no podía ser menos, de los perritos calientes. Hace ya unos días que se huele la carne braseada y las latas de cerveza han destapado su chispa.

La chispa también se ha desatado en el agua. La guardia costera ya ha hecho unas cuantas paraditas a lancheros por superar el límite de velocidad permitida y conducir bajo los efectos del alcohol.

No sé cómo se celebrarían las fiestas del 4 de Julio allá por 1776, pero seguramente la guardia costera no tuvo que emplearse a fondo para echar el guante a este tipo de flora marina. Y de perritos y hamburguesas nada de nada, ya que estos irrumpieron a comienzos del siglo XX.

Cuenta la leyenda que el presidente Adams y su esposa Abigail cenaron sopa de tortuga, salmón de Nueva Inglaterra, guisantes y patatas hervidas. De postre pudín indio y pastel de manzana al estilo Pandowdy, un postre, como todos los estadounidenses, sumergido en azúcar.

En cuanto a los fuegos artificiales parece que estos sí que fueron convidados fijos en la celebración, aunque las cargas de color no aparecieron hasta que los italianos las trajeron en los años 30 del siglo XIX.

Este año, en el paseo marítimo, dos novedades. Un puesto de comida sobre ruedas que despacha tacos coreanos a cuatro dólares la pieza. Eso, y un cartel pintado a mano sobre la barandilla de acceso a una vivienda: En esta casa no hay lugar para el odio.

Esperemos que ni en esa ni en ninguna.

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