miércoles, 12 de julio de 2017

Precaución, amigo conductor

Ahora que las operaciones salida por el periodo vacacional ya están en activo, me ha venido a la memoria que La Jefatura Central de Tráfico fue la primera institución española que utilizó las campañas divulgativas para concienciar a la población. De 1962 fue el primer anuncio que salió en televisión. En la radio ya lo hizo un año antes. "Los adelantamientos son peligrosos, realícelos con precaución y facilítelos con cortesía”, advertía el narrador. Las drogas, el Si bebes no conduzcas de Steve Wonder, el SIDA, los malos tratos o las ayuda al tercer mundo, por mencionar algunos, vendrían después. 


Como es de suponer, en Estados Unidos las primeras campañas televisivas arrancan antes. De principios de los 50 son los mensajes creados con personajes como Smokey Bear, la mascota que advierte de los peligros de los incendios forestales. De los 60 son anuncios como lo de la organización sin ánimo de lucro Keep America Beautiful (Mantén América Bonita) en los que se suele ver a veraneantes depositando sus desperdicios en contenedores.   

De 1972 es el famoso eslogan A Mind Is a Terrible Thing to Waste, (Una mente es algo que no se debe desperdiciar), archiconocido gracias a las meteduras de pata de Dan Quayle, el que fuera vicepresidente con George Bush, y que iba dirigido a la población de color. El alcohol y la conducción, el tabaco, las drogas o el cáncer vendrían después. Los de última generación cubren los riesgos de enviar mensajes de texto mientras se está al volante. 

Entre medias, también se instruía a los hijos sobre cómo mantener las composturas en la mesa, y lo que se podía hacer y lo que no cuando se iba a salir con una chica. En un intento por romper las barreras laborales y de asegurar a los hombres que las mujeres a su cargo no suponían ningún peligro sacaron mensajes como este. O este otro donde en 1961 se avisaba de los peligros de la homosexualidad pero curiosamente se pasaba por alto la pedofilia. No cabe duda de que la labor de concienciación siempre es y será loable. Pero parece inevitable que también haya meteduras de pata. Quizás fuera por bisoñez o una incomprensible resistencia. O su combinación. 

Decir que los anuncios de carácter religioso, ya sean de iniciativa gubernamental o de instituciones cristianas, también tienen cabida en los spots publicitarios de índole social, práctica que se viene desarrollando desde los 60. Supongo que el miedo a que cundiera la incredulidad y perder la ocasión de subirse al carro de la modernidad les sobrevino.

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