domingo, 2 de julio de 2017

¿Cruda o a la romana? ¿Tal vez a la parrilla?

Automedicarse ya sabemos que no es lo más recomendable, pero si la sugerencia viene de alguien de cierta influencia, a ser posible del mundo del entretenimiento, los escándalos y los famosos, entonces parece palabra de santo.

En esta ocasión la palabra mesiánica se tomó de Kim Kardashian. Parece que en 2015, con motivo del nacimiento de su hijo, anunció que iba a probar unas pastillas elaboradas con su placenta. Basándose en la experiencia de otras mujeres, concluyó que las pastillas parecían inhibir la depresión posparto y estimulaban la producción de leche.

Fotografia de Scott Bauer
En el 2016 un estudio científico avisaba de que no existía evidencia concluyente que demostrara esta afirmación. Pero eso daba igual. Las pastillas se siguen proporcionando, aunque se hayan dado casos de infecciones. Y es que las capsulitas no están reguladas por la autoridad competente. El hospital donde nace la criatura entrega la placenta a la familia para que ellos hagan con ella lo que les plazca. Con ayuda de unos servicios externos, la familia envía la placenta a un laboratorio en el que se procederá a su deshidratación y encapsulamiento. Este proceso, por lo visto también se puede hacer desde casa. El laboratorio manda al técnico con el kit... y voilà. 

No sé si dentro de unos años se demostrará que la placentofagia es lo mejor que ha dado la historia, pero de momento, parece que las mezclas químicas y los calentones en el deshidratador no son lo suficientemente efectivos como para erradicar bacterias infecciosas. De hecho, es recomendable que, si una se decide a ingerir la placenta, se degluta en crudo, ya que el calor altera el pH.  

Creo que en California son muy dados a celebrar la fiesta de la placenta. Lo que no tengo muy claro es si la prefieren cruda o a la romana. Para el 4 de Julio, ¿tal vez a la parrilla?

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